José Musse
A propósito del reciente incendio del hotel casino Monte Carlo donde las llamas afectaron una área de los pisos superiores, tres en total del hotel, justo donde se ubican las suites y los cuartos más caros. Esta misma semana, en Nueva Delhi un hotel lujoso fue afectado también por el fuego y varios turistas debieron ser rescatados.
En 1980, un incendio registrado en el MGM Grand Hotel de Las Vegas, bautizado ahora como Ballys, provocó la muerte de 84 personas y dejó a otras 700 lesionadas. Fue todo un hito en la historia de la lucha contra incendios. Aún tengo pendiente ir a este lugar emblemático de la seguridad contra incendio. El que sí visité en Puerto Rico fue el Dupont Plaza donde fallecieron 97 personas.
Me resultó curioso que el incendio ocurrido el 31 de diciembre de 1986 en San Juan esté tan fresco en la memoria de los taxistas, que agradezco me hayan relatado pormenores que no siempre se publican en diarios o revistas. Uno de ellos resultó conocer a una de las víctimas por lo que hizo mi jornada no solo conmovedora sino instructiva. Uno de los detalles es que unas 200 compañías fueron demandadas y no solo fue el Hotel Dupont Plaza y la compañía aseguradora. Hubo 2,300 demandantes y se reunieron más de 250 abogados en este litigio.
El pleito lo atendió el juez federal Raymond Acosta, con el apoyo del juez del Distrito de Filadelfia, Louis Bechtle, quien había presidido el juicio del incendio en el hotel MGM de Las Vegas. Si hay bomberos especialistas en aeronaves e incendios forestales, ¿Por qué no habría jueces expertos en incendios o desastres? Esto abrió precedentes en el sistema judicial norteamericano, como la litigación por eventos catastróficos donde hay múltiples demandas. Estas alcanzaron la suma de 234 millones de dólares. Sin embargo, las víctimas reclamaron cifras que sumaban 2 billones de dólares. Cuando visité el San Juan Marriott Resort & Stellaris Casino, que fuera alguna vez el Dupont Plaza con sus 525 habitaciones y 14 suites.
No pude dejarme de preguntar si esta vez tendría más suerte, alguna vez este mismo hotel fue manejado por la cadena Sheraton. Uno de los campos más rentables de quienes ejercen la carrera de seguridad es la especializada en hoteles y moteles. Esta es una industria mutibillonaria. Un jeque árabe compró a 3.3 billones de dólares los hoteles Acapulco Princess y Pierre Marqués, dos de los más importantes del puerto mexicano.
Esto muy a pesar de que la recesión se está cebando con el sector aéreo y los mercados relacionados con el turismo. Parte de mi actividad académica en los últimos años ha consistido en viajar para participar en conferencias y casi sin querer he podido distinguir varios aspectos de esta industria. Solo en conceptos de conferencias, reuniones, workshops y exhibiciones el gasto anual es de 115 billones de dólares en los Estados Unidos.
Según la Convention Industry Council los participantes gastan un promedio de 232 dólares por día en estos eventos. Trabajar en estos lugares significa un ambiente agradable –se entiende que si uno no está satisfecho difícilmente podrá ofrecer un servicio distinguido- Así que las empresas del rubro de la hospitalidad, el entretenimiento, relax y lujo, se esfuerzan por mantener sueldos competitivos, bonos y un paquete de beneficios de salud y de retiro muy atractivos. Aunque esto no siempre se da. Precisamente fue un litigio entre empleados y propietarios en el Hotel Dupont Plaza lo que sería el motivante para que tres empleados; Héctor Escudero, Arnaldo Jiménez Rivera y José Rivera López iniciaran múltiples focos de incendio, justo después que los empleados votaron por ir a la huelga.
Por cierto, el primero de ellos continúa en la cárcel, mientras los otros dos fueron puestos en libertad entre el 2001 y el 2002. Sin embargo, no deja de ser desafiante para los profesionales de la seguridad. Un gran hotel o un resort que involucra los riesgos de una mini ciudad. Póngase a pensar por un instante. Playa ¿Tiene contratados salvavidas suficientes? ¿Tienen entrenamiento en RCP o están debidamente certificados como tales para ejercer como salvavidas? ¿Que hay del equipo para los primeros respondedores? En otros países podría ser relajado, no en los Estados Unidos. Una demanda legal siempre es millonaria y traerá mala publicidad.
La situación no es diferente si se tienen piscinas. Un letrero con el horario de apertura de la piscina no salvó a un hotel de pagar una millonaria indemnización cuando una adolescente murió ahogada. Hay hoteles que reportan 500 llaves de cuartos de huéspedes pérdidas semanalmente. Esto no solo es costoso, abre la posibilidad de robo, asalto y violación. La demanda legal posteriormente que se seguirá con certeza pondrá en peligro la inversión hecha. En Hawaii por ejemplo los turistas que son escaneados en el aeropuerto internacional antes de dejar la isla, se les pide que pongan en un receptáculo las llaves del hotel que no han retornado y han sido detectadas por la maquina.
El control electrónico estándar es de decodificar cada llave con cada nuevo usuario. Sin embargo, algunos criminales han descubierto que algunas puertas no son doble cerradas por llaves electrónicas.
La combinación de riesgos de incendio y necesidad de protección física para los valores del hotel o motel o de los huéspedes es desafiada continuamente. Aunque no suelen ser muy comunes, tampoco es excepcional el uso de instalaciones hoteleras para la fabricación de drogas. Muchos vendedores de estupefacientes se dan cita en ellas, no solo para comprar o distribuir a mayoristas sino para refinar.
Un experto en seguridad me dijo que se debía estar atento a clientes que pagan todo en efectivo, que confirman día a día su alojamiento y que conducen camionetas o vanes, vehículos donde se puede transportar drogas. En muchos de los Estados de la Unión Americana se ha dado caso de emergencias químicas producidas por laboratorios clandestinos que no solo ponen en peligro la salud de otros huéspedes sino que crean ambientes laborales peligrosos para los empleados de los hoteles o moteles.
El tacto, el cuidadoso acercamiento está por demás reiterarlo. Muchos clientes pueden tener comportamientos dudosos, pero ello no los convierte en criminales. La ley considera el lobby de un hotel como un área de reunión pública, esto hace que tratar con prostitutas que son llamadas por los huéspedes sea desafiante. En especial si uno no tiene la certeza que ejerzan la prostitución. La demanda por difamación y daño moral serian enormes. Ahora que muchas mujeres se visten de forma provocativa y uno sinceramente sin mala intención puede confundirlas.
Este campo se vuelve gris para estos negocios. Hay clientes que no quieren ver a este tipo de personas y pueden alejarse de hoteles que lo permitan, el detalle es que este no es un problema generado por el hotel sino por los huéspedes, que sin importar su clase social, puede atraer personas peligrosas. Más allá de estos desafíos, habrá expertos en seguridad que prefieran una fábrica para desarrollar su talento o una empresa manufacturera. Enfrentar los riesgos en supermercados o grandes centros comerciales. Bomberos que prefieren enfrentar emergencias en aeronaves antes que en viviendas.
Tengo varios amigos para los que combatir incendios en petróleo o sus derivados es su quinta esencia. Otros, quizá menos avocados a altas dosis de adrenalina y más proclives por el buen gusto y el refinamiento prefieran trabajar en un hotel, motel o resort. Donde muchas veces se ofrece comida gratuita a empleados y se puede acceder con descuento o gratuitamente al SPA, gimnasio y piscina, contando con recibir masajes, beber una copa de vino en el almuerzo y sí, también tener los ojos bien abiertos. ¿Qué piensa usted?
(*): Site del autor: http://www.josemusse.com/
E-mail: jmusse@desastres.org