I Congreso Nacional e Internacional de Actualización de los Servicios de Atención a Emergencias y Urgencias Médicas y Expo-Exhibición de Unidades de Emergencias
Maracay, Venezuela del 23 al 27 de junio 2009
http://www.waterbomber.com/
Thursday, April 30, 2009
Wednesday, April 29, 2009
Chola Bruta
José Musse
Lunes, 27 de abril de 2009
El diario Correo de Lima quiso iniciar un debate sobre la calidad de congresistas que llegan al Parlamento peruano. Quiso poner fuego, pero al parecer salió quemado. El diario dirigido por Aldo Mariategui hizo público un escrito que dejaba claro el deficiente español de la legisladora Hilaria Supa.
Lo que no se esperaba Mariategui fue la respuesta que recibió de la legisladora, quien empezó a trabajar como doméstica desde niña hasta la adolescencia, algo que para algunos es motivo de menosprecio o vergüenza.
Lo que pocos sabían de la vida de esta legisladora es que ha publicado un libro a pesar de todas sus limitaciones educativas “Los hilos de mi vida”, traducido al inglés y al alemán y próximamente al quechua. Historia que cuenta que en su niñez y juventud, las mujeres campesinas como ella estaban prohibidas de estudiar y el hacendado de su comunidad cusqueña Huallaccocha-Anta nunca quiso que personas como ella se educaran porque necesitaba personal a su servicio y porque visualizaba la educación como fuente de futuras protestas y rebeliones en su contra.
Pasar la niñez trabajando es el destino de millones en América Latina. Vivir esa sola experiencia trae autoridad moral en un líder social.
Más, la supuesta ignorante fue vicepresidenta del Parlamento Indígena de América y llegó a estar entre las ocho nominadas por Perú al Nobel de la Paz 2005.
Todo esto, antes desconocido por la mayoría peruanos ha salido a la luz pública gracias a los tintes discriminatorio del diario Correo.
Me quedo contento en como esta historia ha girado. Los peruanos tienen que reconocer su herencia y esta no es exclusivamente castiza.
El gobierno peruano debe dar el paso siguiente de no solo reconocer pasivamente como lengua oficial al quechua sino trabajar activamente en difundir publicaciones en al menos tres lenguas. El español, quechua y aymara. Las grandes empresas deberían seguir al gobierno o trabajar adelantadamente. La nueva Constitución de Bolivia del 2009 reconoce al quechua y otras 35 lenguas como oficiales.
España es otro ejemplo; Euskera, castellano, catalán, gallego, aranés, entre otros.
Los paraguayos conviven con el Guarini sin prejuicios. Es un país bilingüe ¿Podrán algún día los peruanos liberarse de sus taras y complejos y entender que el país es indígena, amazónico y costeño?
Que el futuro de un país es la integración, apostar por apuntalar la integración con otras lenguas no es retroceso sino adelanto. Que no por apoyarlas uno es necesariamente un radical comunista. Que antes de integrarnos los peruanos con el mundo debemos integrarnos domésticamente. La globalización pasa por un paso previo, es la mirada interna.
La lengua materna de Hilaria Supa es el quechua, al igual que lo es para 9 o 14 de millones personas que viven en Ecuador, Colombia, Perú y Bolivia. Tratar en otro idioma que no es el suyo es de por sí un gran merito. Habría que preguntar a las personas que como Aldo Mariategui lo ven vergonzoso o como minusvalía, que tal se desenvuelven en quechua o en otros idiomas.
No concuerdo con la ideología nacionalista de Hilaria Supa, me parece peligrosas, extremistas, pero puedo entender el éxito de esa mentalidad cuando se producen torpezas semejantes que hieren el sentimiento de millones.
Ojala se produzca una disculpa, seria un buen comenzar.
http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/2322584.asp
Lunes, 27 de abril de 2009
El diario Correo de Lima quiso iniciar un debate sobre la calidad de congresistas que llegan al Parlamento peruano. Quiso poner fuego, pero al parecer salió quemado. El diario dirigido por Aldo Mariategui hizo público un escrito que dejaba claro el deficiente español de la legisladora Hilaria Supa.
Lo que no se esperaba Mariategui fue la respuesta que recibió de la legisladora, quien empezó a trabajar como doméstica desde niña hasta la adolescencia, algo que para algunos es motivo de menosprecio o vergüenza.
Lo que pocos sabían de la vida de esta legisladora es que ha publicado un libro a pesar de todas sus limitaciones educativas “Los hilos de mi vida”, traducido al inglés y al alemán y próximamente al quechua. Historia que cuenta que en su niñez y juventud, las mujeres campesinas como ella estaban prohibidas de estudiar y el hacendado de su comunidad cusqueña Huallaccocha-Anta nunca quiso que personas como ella se educaran porque necesitaba personal a su servicio y porque visualizaba la educación como fuente de futuras protestas y rebeliones en su contra.
Pasar la niñez trabajando es el destino de millones en América Latina. Vivir esa sola experiencia trae autoridad moral en un líder social.
Más, la supuesta ignorante fue vicepresidenta del Parlamento Indígena de América y llegó a estar entre las ocho nominadas por Perú al Nobel de la Paz 2005.
Todo esto, antes desconocido por la mayoría peruanos ha salido a la luz pública gracias a los tintes discriminatorio del diario Correo.
Me quedo contento en como esta historia ha girado. Los peruanos tienen que reconocer su herencia y esta no es exclusivamente castiza.
El gobierno peruano debe dar el paso siguiente de no solo reconocer pasivamente como lengua oficial al quechua sino trabajar activamente en difundir publicaciones en al menos tres lenguas. El español, quechua y aymara. Las grandes empresas deberían seguir al gobierno o trabajar adelantadamente. La nueva Constitución de Bolivia del 2009 reconoce al quechua y otras 35 lenguas como oficiales.
España es otro ejemplo; Euskera, castellano, catalán, gallego, aranés, entre otros.
Los paraguayos conviven con el Guarini sin prejuicios. Es un país bilingüe ¿Podrán algún día los peruanos liberarse de sus taras y complejos y entender que el país es indígena, amazónico y costeño?
Que el futuro de un país es la integración, apostar por apuntalar la integración con otras lenguas no es retroceso sino adelanto. Que no por apoyarlas uno es necesariamente un radical comunista. Que antes de integrarnos los peruanos con el mundo debemos integrarnos domésticamente. La globalización pasa por un paso previo, es la mirada interna.
La lengua materna de Hilaria Supa es el quechua, al igual que lo es para 9 o 14 de millones personas que viven en Ecuador, Colombia, Perú y Bolivia. Tratar en otro idioma que no es el suyo es de por sí un gran merito. Habría que preguntar a las personas que como Aldo Mariategui lo ven vergonzoso o como minusvalía, que tal se desenvuelven en quechua o en otros idiomas.
No concuerdo con la ideología nacionalista de Hilaria Supa, me parece peligrosas, extremistas, pero puedo entender el éxito de esa mentalidad cuando se producen torpezas semejantes que hieren el sentimiento de millones.
Ojala se produzca una disculpa, seria un buen comenzar.
http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/2322584.asp
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José Musse Invita a Bomberos Metropolitanos a Discutir Su Futuro
NEW YORK.- El Fundador de “Desastres.org” José Musse dijo que quería escuchar la opinión de todos los bomberos metropolitanos, dado que entendía que había un grupo de bomberos que no quería seguir bajo las órdenes del Alcalde Antonio Ledezma.
“Entiendo que algunos bomberos se han expresado contra Ledezma y que se han sentido inclusive perseguidos” dijo Musse.
José Musse invitó a los oficiales de bomberos, bomberos y sindicato a manifestar su sentir en la Web “Desastres.org”
“Entiendo que algunos bomberos se han expresado contra Ledezma y que se han sentido inclusive perseguidos” dijo Musse.
José Musse invitó a los oficiales de bomberos, bomberos y sindicato a manifestar su sentir en la Web “Desastres.org”
Entrevista a José Musse en El Comercio
Por Ricardo León
Por las llamadas que recibe en teléfono celular el comandante José Obando puede medirse, en tiempo real, la prolongada crisis logística que padece el Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú. Como director de Mantenimiento de la mencionada entidad recibe entre 55 y 60 llamadas diarias, desde diferentes puntos del país, para comunicarle que una motobomba se malogró, o que una ambulancia se quedó sin repuestos, o que no hay luz en determinado cuartel, o que sí hay luz, pero no agua. Los motivos varían, la avalancha telefónica es siempre la misma.
Para nadie es un secreto que la crisis que atraviesan los bomberos empieza en el mal estado de sus vehículos, que componen una flota obsoleta y con estándares muy por debajo de los requeridos.
Lo sucedido la semana pasada en Cajamarca es un buen motivopara poner el tema en el tapete. El martes, la Comandancia de Bomberos 23 decidió declararse inoperativa por falta de equipos mínimos indispensables, luego de que dos vehículos de esta unidad estuvieran a punto de colisionar después de atender una emergencia, por una repetida falla en el sistema de frenos.
Los sacrificados hombres de rojo de esta comandancia habían hecho hasta lo imposible por revertir esta situación: recolectaron firmas de respaldo para sus pedidos ante el municipio local, llevaron a cabo engorrosos trámites para solicitar apoyo. Por último, estacionaron los vehículos en la Plaza de Armas, como piezas de museo, para que la población se diera cuenta de que un auto fabricado en 1957, como uno que opera en esta base, no es seguro ni mucho menos, efectivo.
SOLUCIONES A MEDIAS
"Nuestro problema empieza en la antigüedad del parque automotor. Según las normas, un vehículo de bomberos no debería operar más de 10 años", explica el comandante general, Carlos Córdova. En el país, salvo las unidades nuevas entregadas recientemente a la Compañía 5 del Callao, todas las demás tienen entre 20 y 50 años de uso. Si entre todas las regiones suman unas 880 unidades, quiere decir que el porcentaje de los vehículos obsoletos es enorme.
Según datos del cuerpo de bomberos la vida útil de más del 90% de unidades ha vencido.
Pero la antigüedad de los vehículos no es un problema en sí mismo; según Córdova, debido al mal estado de las unidades gastan anualmente S/.7 millones en la reparación de sus unidades; si contaran con una flota más moderna, solo invertirían S/.1,5 millones en las tareas de mantenimiento preventivo. "Esa cantidad de dinero se gasta en vez de invertirse en unidades nuevas", explica.
Por si fuera poco, el problema de los vehículos se ahonda por la diversidad de procedencia. El director de Operaciones de los bomberos, comandante José Morales, explica que en un 90% las unidades de bomberos que circulan por el país son donadas, por ello no hay estandarización de marcas, modelos ni años de fabricación. "Si quisiéramos comprar llantas nuevas para toda la flota, necesitaríamos 32 medidas de llantas y 22 de baterías; los modelos son muy variados y así es muy difícil llevar a cabo licitaciones", observa.
PRESUPUESTO INSUFICIENTE
El presupuesto destinado para el 2009 sería de aproximadamente S/.51 millones, de los cuales --como ya se dijo-- habrá que descontar S/.7 millones por mantenimiento de vehículos. Los bomberos esperan que alcance para comprar algunas unidades nuevas.
De acuerdo con fuentes de los bomberos, consultadas por este Diario, hace unos 10 días hubo una reunión del comando central y los jefes de las comandancias de toda Lima.
En la cita se comentaron aspectos de la situación actual, se habló del caso de los bomberos cajamarquinos y se pidió, en vista de dichas circunstancias, que cada comandancia buscara sus propios medios para afrontar la crisis, hasta que el Gobierno Central asigne un presupuesto más adecuado.
Cabe recordar que la última vez que el Estado adquirió unidades nuevas para los bomberos fue hace más de 25 años.
TESTIMONIO
José Musse. Ex miembro del CUERPO DE BOMBEROS y director de la revista "Desastres.org"
"Es necesaria una reorganización"
"Hay que reconocer que el voluntariado está en crisis en el mundo y el Cuerpo de Bomberos del Perú no es la excepción. La pregunta es cómo hacer atractiva la organización para tener candidatos.
La historia de los bomberos se vio afectada en la década del 70, cuando se entrometió el Gobierno y erigió una cúpula perpetua que se autoelige hasta ahora. Más de 10 mil voluntarios no tienen opción. Eso desalienta a los recursos humanos, que vienen preparados y tienen expectativas profesionales.
La gente quiere a los bomberos, pero si estuviera al tanto de lo que sucede al interior, ese cariño sería distinto. Para que la situación se revierta es necesaria una reorganización.
Hay excelentes bomberos peruanos con que quisieran contar otras ciudades del mundo, pero tener talentos sin sistemas de respaldo es como tener a un Einstein sin laboratorio ni biblioteca".
LAS CIFRAS51 millones de soles recibiría el Cuerpo de Bomberos del Perú como presupuesto para el año 2009.
880 vehículos tiene el Cuerpo de Bomberos, entre motobombas, ambulancias, vehículos para el personal y otros.
Por las llamadas que recibe en teléfono celular el comandante José Obando puede medirse, en tiempo real, la prolongada crisis logística que padece el Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú. Como director de Mantenimiento de la mencionada entidad recibe entre 55 y 60 llamadas diarias, desde diferentes puntos del país, para comunicarle que una motobomba se malogró, o que una ambulancia se quedó sin repuestos, o que no hay luz en determinado cuartel, o que sí hay luz, pero no agua. Los motivos varían, la avalancha telefónica es siempre la misma.
Para nadie es un secreto que la crisis que atraviesan los bomberos empieza en el mal estado de sus vehículos, que componen una flota obsoleta y con estándares muy por debajo de los requeridos.
Lo sucedido la semana pasada en Cajamarca es un buen motivopara poner el tema en el tapete. El martes, la Comandancia de Bomberos 23 decidió declararse inoperativa por falta de equipos mínimos indispensables, luego de que dos vehículos de esta unidad estuvieran a punto de colisionar después de atender una emergencia, por una repetida falla en el sistema de frenos.
Los sacrificados hombres de rojo de esta comandancia habían hecho hasta lo imposible por revertir esta situación: recolectaron firmas de respaldo para sus pedidos ante el municipio local, llevaron a cabo engorrosos trámites para solicitar apoyo. Por último, estacionaron los vehículos en la Plaza de Armas, como piezas de museo, para que la población se diera cuenta de que un auto fabricado en 1957, como uno que opera en esta base, no es seguro ni mucho menos, efectivo.
SOLUCIONES A MEDIAS
"Nuestro problema empieza en la antigüedad del parque automotor. Según las normas, un vehículo de bomberos no debería operar más de 10 años", explica el comandante general, Carlos Córdova. En el país, salvo las unidades nuevas entregadas recientemente a la Compañía 5 del Callao, todas las demás tienen entre 20 y 50 años de uso. Si entre todas las regiones suman unas 880 unidades, quiere decir que el porcentaje de los vehículos obsoletos es enorme.
Según datos del cuerpo de bomberos la vida útil de más del 90% de unidades ha vencido.
Pero la antigüedad de los vehículos no es un problema en sí mismo; según Córdova, debido al mal estado de las unidades gastan anualmente S/.7 millones en la reparación de sus unidades; si contaran con una flota más moderna, solo invertirían S/.1,5 millones en las tareas de mantenimiento preventivo. "Esa cantidad de dinero se gasta en vez de invertirse en unidades nuevas", explica.
Por si fuera poco, el problema de los vehículos se ahonda por la diversidad de procedencia. El director de Operaciones de los bomberos, comandante José Morales, explica que en un 90% las unidades de bomberos que circulan por el país son donadas, por ello no hay estandarización de marcas, modelos ni años de fabricación. "Si quisiéramos comprar llantas nuevas para toda la flota, necesitaríamos 32 medidas de llantas y 22 de baterías; los modelos son muy variados y así es muy difícil llevar a cabo licitaciones", observa.
PRESUPUESTO INSUFICIENTE
El presupuesto destinado para el 2009 sería de aproximadamente S/.51 millones, de los cuales --como ya se dijo-- habrá que descontar S/.7 millones por mantenimiento de vehículos. Los bomberos esperan que alcance para comprar algunas unidades nuevas.
De acuerdo con fuentes de los bomberos, consultadas por este Diario, hace unos 10 días hubo una reunión del comando central y los jefes de las comandancias de toda Lima.
En la cita se comentaron aspectos de la situación actual, se habló del caso de los bomberos cajamarquinos y se pidió, en vista de dichas circunstancias, que cada comandancia buscara sus propios medios para afrontar la crisis, hasta que el Gobierno Central asigne un presupuesto más adecuado.
Cabe recordar que la última vez que el Estado adquirió unidades nuevas para los bomberos fue hace más de 25 años.
TESTIMONIO
José Musse. Ex miembro del CUERPO DE BOMBEROS y director de la revista "Desastres.org"
"Es necesaria una reorganización"
"Hay que reconocer que el voluntariado está en crisis en el mundo y el Cuerpo de Bomberos del Perú no es la excepción. La pregunta es cómo hacer atractiva la organización para tener candidatos.
La historia de los bomberos se vio afectada en la década del 70, cuando se entrometió el Gobierno y erigió una cúpula perpetua que se autoelige hasta ahora. Más de 10 mil voluntarios no tienen opción. Eso desalienta a los recursos humanos, que vienen preparados y tienen expectativas profesionales.
La gente quiere a los bomberos, pero si estuviera al tanto de lo que sucede al interior, ese cariño sería distinto. Para que la situación se revierta es necesaria una reorganización.
Hay excelentes bomberos peruanos con que quisieran contar otras ciudades del mundo, pero tener talentos sin sistemas de respaldo es como tener a un Einstein sin laboratorio ni biblioteca".
LAS CIFRAS51 millones de soles recibiría el Cuerpo de Bomberos del Perú como presupuesto para el año 2009.
880 vehículos tiene el Cuerpo de Bomberos, entre motobombas, ambulancias, vehículos para el personal y otros.
Enseñando Seguridad Contra Incendios en New York
José Musse
Siempre he creído que la educación para adultos debe carecer de rigidez. Un instructor o profesor universitario sin importar el grado de experiencia o titulo que tenga no puede pararse delante de un grupo de personas e imponer un tema o una forma de resolver los problemas que un curso o la realidad de la vida plantean.
En especial cuando se habla de Tácticas en Combate de Incendios, que es un tema muy avanzado para discutir, siempre he estado abierto a la opinión de los participantes. Ofrezco una solución a la clase a un determinado caso planteado y muchas veces los participantes ofrecen otras soluciones mejores. Cuando digo mejores se refieren también a implementaciones más económicas o adaptadas a la propia realidad de ellos.
Tengo un juego de imágenes que se refiere a operaciones con camiones escaleras y lo he dictado en servicios de bomberos donde casi se carecen de ellos, así que la adaptación es importante y ello solo lo pueden ofrecer los que viven el día a día eso desafíos.
Así que me veo a mi mismo como un facilitador que tiene la obligación de intentar que ciertas normas y principios se cumplan. Por lo general puedo decir que siempre he encontrado personas muy abiertas y colaboradoras, pero eventualmente todo instructor sabe que aparecerá alguien que debatirá cada afirmación de uno y ello es bueno porque a uno lo pone a prueba y muchas veces le hacen replantear lo expuesto. No en vano el que más aprende no es el participante sino el instructor que luego se lleva cada experiencia relatada y puede aplicarla en los cursos que expone, por lo mismo siempre he dicho que nunca he dictado dos cursos iguales. Hay lamentablemente otros participantes que meramente quieren lucirse o demostrar en clase que saben más que otros y quizá tengan la intención de agriar una clase simplemente porque han tenido un mal día.
Ello queda bloqueado cuando uno está bien preparado y sabe identificar y reaccionar apropiadamente. El reto para mi es doble, pues estoy educando a personas en seguridad contra incendios en un medio nuevo, donde las leyes, costumbres y códigos de construcción son totalmente diferentes a los de mi país de origen. Por ello creo que vivir en España me sirvió como preparación para viajar a un país de mayor riqueza y tecnología.
Antes de iniciar mi presentación, trato de observar a los participantes. Me gusta llegar temprano y no solo presto atención a su comportamiento, sino también y más importante a su lenguaje corporal. Un grupo al que debía dirigirme recientemente era de guardias de seguridad. El perfil de un guardia de seguridad de New York es en muchos casos de personas que abandonaron la escuela secundaria y luego completaron su educación mediante un examen estatal conocido como GED (General Educational Development) El salario promedio es de entre 9 a 11 dólares la hora y puede mejorar hasta los 16 dólares como promedio. Hay por supuesto excepciones. Aunque en otros países ese salario se vea apetitoso en New York no lo es, pues hay que reconocer que todo depende del costo de vida de cada ciudad.
Estamos hablando de una ciudad donde la renta mensual de un departamento de un dormitorio cuesta 1.200 dólares como promedio. Si sumamos gastos de gas, electricidad, lavanderia, cable, la cifra puede incrementarse hasta ahogar a muchos. No son personas que sean aficionadas al estudio, porque de serlos, sus salarios y posiciones serian otras.
Hablamos de una ciudad que puede pagar a un programador de computadoras entre 100 y 250 mil dólares anuales. Donde una secretaria ejecutiva en una firma puede hacer 60 u 80 mil dólares anuales. Médicos o abogados son temas aparte, podemos hablar de millones de dólares anualmente. En clase, un guardia de seguridad llamó mi atención por sus modales educados. Un lapicero fino y una impecable forma de vestir.
Sencillamente destacaba en el grupo. Era alguien que desafinaba o intentaba mostrarse intencionalmente diferente al resto. Iniciada mi presentación comenzó aquel guardia de seguridad a rechazar mis videos, por decir son Hollywoodense y era imposible que eso pasara en la realidad. Le explique que aunque los efectos especiales son creíbles y realistas, los videos mostraban la realidad y no la exageraban. Concebidos con propósitos educativos no intentaban ser espectaculares.
Explicando el objetivo del curso mostré los videos que aparecen en la página promocional de Global Disaster Center , donde se aprecian dos tachos de basura, uno con humo blanco y el otro con humo negro. El participante continuó con su rechazo. La versión publicitada está recortada. La que presenté es una versión completa donde se aprecia claramente en la parte superior de los tachos un accesorio contra incendio que se convirtió en debate. Para el guardia de seguridad el fuego nunca llegaría a ese estado por tener un detector de humo justo en su parte superior. Con calma le indique que lo que veía no era un detector de humo sino una luz de emergencia con parlante para que los ocupantes escucharan las indicaciones del Fire Safety Director.
Abrí la foto original y le indique lo que había visto al detalle. Siguió rechazando, así que conectado a Internet entre a la página Web de Brooks Equipment y finalmente le mostré el mismo equipo con sus especificaciones técnicas, no era un detector de humo, solo luces de emergencia con parlantes, así que se convenció.
Lo que me dio oportunidad de hacer una pregunta. ¿Supongamos que es un detector de humo el que esta sobre el tacho de basura? ¿Al activarse va evitar la propagación del fuego? El detector de humo, hace lo que dice su nombre. Descubre humo y activa la alarma, pero no salen hombrecitos de su interior y sofocan el fuego. Si no hay un sistema de rociadores automáticos será tarea nuestra o de los bomberos apagar ese fuego. Luego pregunté a los asistentes que debía hacerse si uno en una ronda de seguridad se encuentra con un escenario así. Un fuego incipiente, en este caso el tacho de basura ardiendo.
El guardia de seguridad volvió a intervenir. Esta vez me recitó el procedimiento mandado por el Código de Incendios de New York. Este consite en más o menos dar la alarma, contactar al Fire Warden (la ley indica que un empleado debe ser nombrado formalmente como responsable de la evacuación de cada piso, es decir hay un Fire Warden por piso. Interesante el Fire Warden firma un documento oficial día a día de asistencia que luego es revisado rutinariamente por el Fire Department of New York City), enviar a la brigada de incendios para ayudar en la evacuación, activar el Fire Command Station, etc. Insistí en afirmar que la pregunta era que hacer cuando uno esta cara a cara frente a un tacho de basura desde donde sale humo blanco. Volvió a recitarme el Código de Incendios de la ciudad de New York.
Le hice saber que apreciaba sus conocimientos, pero que el Código dicta generalidades y le estaba pidiendo detalles tales como sus decisiones ¿Como si usaría el extintor después de dar la alarma y ayudar en la evacuación del piso?
Le aseguré que no estaba interesado en saber lo que el sistema haría incluyendo la brigada o el Departamento de Bomberos de New York sino lo que haría él en ese instante, paso a paso. Si su opción era abandonar el tacho de basura y solo evacuar o preferiría combatir. Estaba absolutamente frente a una mente cerrada.
Observé que revisó su maletín y extrajo un manual. Podría ser el mismo Código de Incendios de New York o quizá documentación de otro curso que había tomado. Había estudiado yo mismo el Código de Incendios de New York con mucha anterioridad a lo largo de mi vida, quizá la primera vez fue en 1986 y lo único que temía era que personas así, más ocupadas en memorizar de paporreta un Código no entiendan que a un incendio le importa un pepino lo que digan las leyes.Esta vez tomé la ofensiva.
Pregunté.
“¿Me puede usted decir que dice el Código de Incendios de New York frente a usar extintores en tachos de basura con humo blanco y con humo negro con fuego visible?”
Continué.
“Le ayudaré, la palabra clave es `Fuego Incipiente`” Obviamente sabía que en el Código de Incendios de New York no estaba la respuesta.
El guardia enmudeció, sus ojos expresaban sorpresa y a la vez un vacío. Por un instante me recordó al inspector Javert de “Los Miserables” tan cerrado a lo que esta escrito por la ley que cuando se queda sin su respaldo elige el suicidio. Por fin pude comenzar mi clase. Explique que el primer tacho era un fuego incipiente, (expliqué lo que eso significa) perfecto para usar extintores manuales, justo para lo que fueron diseñados, pero que si fuera mi opción removería el tacho de basura hasta el cuarto aledaño y cerraría la puerta para demorar su propagación. Que usar un extintor si es de polvo, si no se tiene experiencia, puede generar inconvenientes respiratorios y de visibilidad.
Que el curso que dictaba no entra en conflicto con el Código de Incendios de New York, lo que pretendía era enseñarles a leer el humo o lo que esto quiere decir, conocer las fases de evolución de un incendio, reconocerlas y saber reaccionar para aumentar las posibilidades de sobrevivencia.
Que un tacho de basura con fuego visible y humo negro que genera que caigan cenizas del techo denotaba mucho peligro para personas sin SCBA y que esa era la diferencia. Eso ya no era un fuego incipiente y demandaba maniobras evasivas.
Algo para lo que ellos no estaban entrenados y salvo tomen un curso de brigada industrial o de bomberos profesionales nunca obtendrían esos conocimientos. Luego de sonar la alarma, ordenar la evacuación, mi consejo era no intentar apagar ese fuego, sino que se deje el lugar a la brevedad. Sin embargo, volví a recalcar que esa era solo mi opinión y si ellos deseaban hacer otras cosas, podrían estar bien. P
ero que jugaban con parámetros límites de seguridad y si erraban podían pagar caro el error. Volví a recalcar la importancia de saber pensar y no cerrarse con lo que diga un Código o un procedimiento. Si no en ser flexibles. Después de todo New York el 11S aprendió que decirle a la gente que espere y no evacue como decía su procedimiento regular no funcionó, pero bien podría seguir funcionando en otros cientos de casos.
El Código de Incendios de New York dice que la brigada debe responder y ayudar en la evacuación, pero ¿Qué pasa si cuando llega se encuentra un lugar lleno de pesado humo? ¿Qué riesgo hay en ese potencial escenario? ¿Qué hacemos si un miembro de la brigada colapsa por inhalar ese humo? La clase siguió hasta el final y concluyó sin disturbios con la gratitud de los participantes y la mía. Me fui del lugar con varios pensamientos que guarde para mi mismo. Lo que no es flexible se rompe con facilidad y en como una persona cerrada incapaz de ver más allá de una letra cuando le faltan indicaciones caen en un vacío difícil de manejar.
El intento de lucimiento intelectual motivado por vanidad suele concluir con el ridículo. En aquellos que creen saber mucho pero que realmente desconocen lo básico en la seguridad son siempre peligrosos. En la paradoja de que personas con bajos salarios cuiden a los que tengan los mejores ingresos.
(*): Site del autor: http://www.josemusse.com/
E-mail: jmusse@desastres.org
Siempre he creído que la educación para adultos debe carecer de rigidez. Un instructor o profesor universitario sin importar el grado de experiencia o titulo que tenga no puede pararse delante de un grupo de personas e imponer un tema o una forma de resolver los problemas que un curso o la realidad de la vida plantean.
En especial cuando se habla de Tácticas en Combate de Incendios, que es un tema muy avanzado para discutir, siempre he estado abierto a la opinión de los participantes. Ofrezco una solución a la clase a un determinado caso planteado y muchas veces los participantes ofrecen otras soluciones mejores. Cuando digo mejores se refieren también a implementaciones más económicas o adaptadas a la propia realidad de ellos.
Tengo un juego de imágenes que se refiere a operaciones con camiones escaleras y lo he dictado en servicios de bomberos donde casi se carecen de ellos, así que la adaptación es importante y ello solo lo pueden ofrecer los que viven el día a día eso desafíos.
Así que me veo a mi mismo como un facilitador que tiene la obligación de intentar que ciertas normas y principios se cumplan. Por lo general puedo decir que siempre he encontrado personas muy abiertas y colaboradoras, pero eventualmente todo instructor sabe que aparecerá alguien que debatirá cada afirmación de uno y ello es bueno porque a uno lo pone a prueba y muchas veces le hacen replantear lo expuesto. No en vano el que más aprende no es el participante sino el instructor que luego se lleva cada experiencia relatada y puede aplicarla en los cursos que expone, por lo mismo siempre he dicho que nunca he dictado dos cursos iguales. Hay lamentablemente otros participantes que meramente quieren lucirse o demostrar en clase que saben más que otros y quizá tengan la intención de agriar una clase simplemente porque han tenido un mal día.
Ello queda bloqueado cuando uno está bien preparado y sabe identificar y reaccionar apropiadamente. El reto para mi es doble, pues estoy educando a personas en seguridad contra incendios en un medio nuevo, donde las leyes, costumbres y códigos de construcción son totalmente diferentes a los de mi país de origen. Por ello creo que vivir en España me sirvió como preparación para viajar a un país de mayor riqueza y tecnología.
Antes de iniciar mi presentación, trato de observar a los participantes. Me gusta llegar temprano y no solo presto atención a su comportamiento, sino también y más importante a su lenguaje corporal. Un grupo al que debía dirigirme recientemente era de guardias de seguridad. El perfil de un guardia de seguridad de New York es en muchos casos de personas que abandonaron la escuela secundaria y luego completaron su educación mediante un examen estatal conocido como GED (General Educational Development) El salario promedio es de entre 9 a 11 dólares la hora y puede mejorar hasta los 16 dólares como promedio. Hay por supuesto excepciones. Aunque en otros países ese salario se vea apetitoso en New York no lo es, pues hay que reconocer que todo depende del costo de vida de cada ciudad.
Estamos hablando de una ciudad donde la renta mensual de un departamento de un dormitorio cuesta 1.200 dólares como promedio. Si sumamos gastos de gas, electricidad, lavanderia, cable, la cifra puede incrementarse hasta ahogar a muchos. No son personas que sean aficionadas al estudio, porque de serlos, sus salarios y posiciones serian otras.
Hablamos de una ciudad que puede pagar a un programador de computadoras entre 100 y 250 mil dólares anuales. Donde una secretaria ejecutiva en una firma puede hacer 60 u 80 mil dólares anuales. Médicos o abogados son temas aparte, podemos hablar de millones de dólares anualmente. En clase, un guardia de seguridad llamó mi atención por sus modales educados. Un lapicero fino y una impecable forma de vestir.
Sencillamente destacaba en el grupo. Era alguien que desafinaba o intentaba mostrarse intencionalmente diferente al resto. Iniciada mi presentación comenzó aquel guardia de seguridad a rechazar mis videos, por decir son Hollywoodense y era imposible que eso pasara en la realidad. Le explique que aunque los efectos especiales son creíbles y realistas, los videos mostraban la realidad y no la exageraban. Concebidos con propósitos educativos no intentaban ser espectaculares.
Explicando el objetivo del curso mostré los videos que aparecen en la página promocional de Global Disaster Center , donde se aprecian dos tachos de basura, uno con humo blanco y el otro con humo negro. El participante continuó con su rechazo. La versión publicitada está recortada. La que presenté es una versión completa donde se aprecia claramente en la parte superior de los tachos un accesorio contra incendio que se convirtió en debate. Para el guardia de seguridad el fuego nunca llegaría a ese estado por tener un detector de humo justo en su parte superior. Con calma le indique que lo que veía no era un detector de humo sino una luz de emergencia con parlante para que los ocupantes escucharan las indicaciones del Fire Safety Director.
Abrí la foto original y le indique lo que había visto al detalle. Siguió rechazando, así que conectado a Internet entre a la página Web de Brooks Equipment y finalmente le mostré el mismo equipo con sus especificaciones técnicas, no era un detector de humo, solo luces de emergencia con parlantes, así que se convenció.
Lo que me dio oportunidad de hacer una pregunta. ¿Supongamos que es un detector de humo el que esta sobre el tacho de basura? ¿Al activarse va evitar la propagación del fuego? El detector de humo, hace lo que dice su nombre. Descubre humo y activa la alarma, pero no salen hombrecitos de su interior y sofocan el fuego. Si no hay un sistema de rociadores automáticos será tarea nuestra o de los bomberos apagar ese fuego. Luego pregunté a los asistentes que debía hacerse si uno en una ronda de seguridad se encuentra con un escenario así. Un fuego incipiente, en este caso el tacho de basura ardiendo.
El guardia de seguridad volvió a intervenir. Esta vez me recitó el procedimiento mandado por el Código de Incendios de New York. Este consite en más o menos dar la alarma, contactar al Fire Warden (la ley indica que un empleado debe ser nombrado formalmente como responsable de la evacuación de cada piso, es decir hay un Fire Warden por piso. Interesante el Fire Warden firma un documento oficial día a día de asistencia que luego es revisado rutinariamente por el Fire Department of New York City), enviar a la brigada de incendios para ayudar en la evacuación, activar el Fire Command Station, etc. Insistí en afirmar que la pregunta era que hacer cuando uno esta cara a cara frente a un tacho de basura desde donde sale humo blanco. Volvió a recitarme el Código de Incendios de la ciudad de New York.
Le hice saber que apreciaba sus conocimientos, pero que el Código dicta generalidades y le estaba pidiendo detalles tales como sus decisiones ¿Como si usaría el extintor después de dar la alarma y ayudar en la evacuación del piso?
Le aseguré que no estaba interesado en saber lo que el sistema haría incluyendo la brigada o el Departamento de Bomberos de New York sino lo que haría él en ese instante, paso a paso. Si su opción era abandonar el tacho de basura y solo evacuar o preferiría combatir. Estaba absolutamente frente a una mente cerrada.
Observé que revisó su maletín y extrajo un manual. Podría ser el mismo Código de Incendios de New York o quizá documentación de otro curso que había tomado. Había estudiado yo mismo el Código de Incendios de New York con mucha anterioridad a lo largo de mi vida, quizá la primera vez fue en 1986 y lo único que temía era que personas así, más ocupadas en memorizar de paporreta un Código no entiendan que a un incendio le importa un pepino lo que digan las leyes.Esta vez tomé la ofensiva.
Pregunté.
“¿Me puede usted decir que dice el Código de Incendios de New York frente a usar extintores en tachos de basura con humo blanco y con humo negro con fuego visible?”
Continué.
“Le ayudaré, la palabra clave es `Fuego Incipiente`” Obviamente sabía que en el Código de Incendios de New York no estaba la respuesta.
El guardia enmudeció, sus ojos expresaban sorpresa y a la vez un vacío. Por un instante me recordó al inspector Javert de “Los Miserables” tan cerrado a lo que esta escrito por la ley que cuando se queda sin su respaldo elige el suicidio. Por fin pude comenzar mi clase. Explique que el primer tacho era un fuego incipiente, (expliqué lo que eso significa) perfecto para usar extintores manuales, justo para lo que fueron diseñados, pero que si fuera mi opción removería el tacho de basura hasta el cuarto aledaño y cerraría la puerta para demorar su propagación. Que usar un extintor si es de polvo, si no se tiene experiencia, puede generar inconvenientes respiratorios y de visibilidad.
Que el curso que dictaba no entra en conflicto con el Código de Incendios de New York, lo que pretendía era enseñarles a leer el humo o lo que esto quiere decir, conocer las fases de evolución de un incendio, reconocerlas y saber reaccionar para aumentar las posibilidades de sobrevivencia.
Que un tacho de basura con fuego visible y humo negro que genera que caigan cenizas del techo denotaba mucho peligro para personas sin SCBA y que esa era la diferencia. Eso ya no era un fuego incipiente y demandaba maniobras evasivas.
Algo para lo que ellos no estaban entrenados y salvo tomen un curso de brigada industrial o de bomberos profesionales nunca obtendrían esos conocimientos. Luego de sonar la alarma, ordenar la evacuación, mi consejo era no intentar apagar ese fuego, sino que se deje el lugar a la brevedad. Sin embargo, volví a recalcar que esa era solo mi opinión y si ellos deseaban hacer otras cosas, podrían estar bien. P
ero que jugaban con parámetros límites de seguridad y si erraban podían pagar caro el error. Volví a recalcar la importancia de saber pensar y no cerrarse con lo que diga un Código o un procedimiento. Si no en ser flexibles. Después de todo New York el 11S aprendió que decirle a la gente que espere y no evacue como decía su procedimiento regular no funcionó, pero bien podría seguir funcionando en otros cientos de casos.
El Código de Incendios de New York dice que la brigada debe responder y ayudar en la evacuación, pero ¿Qué pasa si cuando llega se encuentra un lugar lleno de pesado humo? ¿Qué riesgo hay en ese potencial escenario? ¿Qué hacemos si un miembro de la brigada colapsa por inhalar ese humo? La clase siguió hasta el final y concluyó sin disturbios con la gratitud de los participantes y la mía. Me fui del lugar con varios pensamientos que guarde para mi mismo. Lo que no es flexible se rompe con facilidad y en como una persona cerrada incapaz de ver más allá de una letra cuando le faltan indicaciones caen en un vacío difícil de manejar.
El intento de lucimiento intelectual motivado por vanidad suele concluir con el ridículo. En aquellos que creen saber mucho pero que realmente desconocen lo básico en la seguridad son siempre peligrosos. En la paradoja de que personas con bajos salarios cuiden a los que tengan los mejores ingresos.
(*): Site del autor: http://www.josemusse.com/
E-mail: jmusse@desastres.org
El Infierno Costó Un Dólar
José Musse
Mientras escribo no puedo dejar de ver la estación de combustible de Amoco, ahora absorvida por la empresa BP, entre la calle 174 y Southern Boulevard. Trato de adivinar de qué surtidor salió la gasolina. Intento dialogar con el dependiente. Se siente incómodo con mi pregunta y me mira de arriba abajo, pero me dice que ignora de qué hablo. Su lenguaje corporal me dice que sabe más de la cuenta.
Me siento como un detective tratando de descifrar el pasado para entender mejor porque estamos aquí y tener un borrador de donde podemos estar mañana. Una de las mejores formas que tiene un profesional para avanzar en su formación personal en la seguridad contra incendios, es estudiar casos. E
sta documentación no solo debe ser teórica sino por el contrario una minuciosa investigación de campo. Quiero tomarme un minuto en detallar algunas sutilezas. No se trata de leer y de aprovechar las lecciones que otros obtuvieron. Menos de aplicar normas de las cuales ignoramos su trasfondo. Por ejemplo, cualquier estudioso de la seguridad contra incendio debería saber, que la primera ordenanza pública para realizar ejercicios de evacuación es consecuencia del incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist de 1911. Conocer este incendio, sus recodos y alcances, hace comprensible la actual normativa.
Uno puede escoger ser un dictador de procedimientos, un copiador de otros, ser exigente en requerimientos públicos, creando un Servicio de Bomberos que parezca un súper policía municipal pero se estará vacío profesionalmente si no se conoce la historia, los pormenores, el trasfondo y los detalles de los eventos que nos llevaron a formular premisas y compromisos.
Obtener estos datos, nos convierte en seres dialogantes, abiertos y comprometidos con la sociedad, con fuerza para explicar la razón de las medidas exigidas y recomendadas. En resumen, nos dan esencia y sentido de propósito. Casi puedo ver la silueta desencajada del ¨marielito¨ Gonzáles. Ebrio, furioso, sujetándose del poste de alumbrado para no caerse, Gonzáles maldice su suerte. Supongo que en algún momento pensó que mejor se hubiera quedado en su soleada Cuba. Sin imaginar, que lo que vivirá en breves minutos, será realmente una pesadilla.
Recuerdo que la crisis de los ¨marielitos¨ empezó en la embajada peruana en Cuba y los exiliados, de los muchos que llegaron a Lima, finalmente muchos renegaron de su suerte, prefiriendo llegar a otro país.
¿Qué hubiera pasado si Julio Gonzáles hubiera elegido Perú y no Estados Unidos? Voy en retroceso en mi relato. Estoy ahora en la esquina de East Tremont y Cotrona Parkway, en el Sur del Bronx, no muy lejos del Zoológico. Aquí toma la decisión de asesinar a Lidia Feliciano. Si no es de él, no será de nadie más. Quiere vengarse de los machitos del fiestón. Pocas calles camina desde que fue expulsado de aquel Mardi Gras hondureño. En la fiesta se apiñan ecuatorianos, mexicanos y dominicanos. Calles atrás, al ver a la mujer de sus amores que lo menosprecia, que se envalentona diciéndole que él fue un ¨error en su vida¨ y que ahora ¨puede tener los hombres que quiera¨, lo quiebran, lo hunden en la desesperación. A sus 26 años, Julio Gonzáles es un hombre solitario, inmaduro, incapaz de superar una rotura sentimental.
A veces violento, es una persona que está mal empleada y mal pagada, que subsiste a duras penas en un mundo marginal que lo rechaza, que lo agobia. Siente celos, jura que ¨cerrará el lugar¨ al guardia que lo ha expulsado, humillándolo delante de Lidia. Siente envidia de que otro esté con su mujer, que la posea rabiosamente, que babeé en sus abundantes carnes. Mil ideas obscenas cruzan por su embotada mente.
Estoy parado en el frente del 1959 de East Tremont y Southern Boulevard, por un instante siento trasladarme al pasado. El lugar se oscurece, las luces se encienden, la música, el murmullo de un gentío alegre inunda el espacio. Aquí empezó todo, aquí también acabará. Faltan pocos minutos para el desenlace final.
Observo cada detalle, los edificios adyacentes. Creo escuchar los acordes de Carlos Santana, tan popular en aquella discoteca. Gonzáles era bueno bailando merengue, casi se sentía una estrella. La banda toca un tema de Rubén Blades, ignoran que será la última salsa que toquen en vida.
El verdugo esta a la puerta, pasa desapercibido. Julio Gonzáles, es de contextura media, con rasgos negroides. Luce su menuda barba desaseada, su rostro desencajado por la rabia y la mala noche. Para los que le ven en el corredor del Salón, es un borrachín más que habla consigo mismo, de esos que cuando se embriagan se vuelven conflictivos. Pero este alcoholizado no lleva a la mano un botellín de ron o cerveza, sino un litro de gasolina que desparramará en la entrada principal cebando golosamente al infierno que desencadenará. Un litro es todo lo que le vendió Edward Porras, para quien es su primer día de trabajo en la Estación de Amoco será un día que él no olvidará, pues a sus 23 años las autoridades lo buscarán. Esta prohibida la venta al menudeo de inflamables.
Julio Gonzáles le mintió al dependiente, le dijo que su automóvil se quedó botado a unas calles, le rogó para que le de algo de gasolina para traer el vehículo y cargarlo como es debido en la Estación. Porras le vende un dólar y llevará en su espalda hasta el final de sus días, el saberse responsable de haber cargado el arma que se llevará tantas vidas. Julio Gonzáles derrama la gasolina en la entrada. Lo ven unos parroquianos en la discoteca y se ríen, creyendo que es un borrachín más que renuncia al alcohol hasta el siguiente trago. Más personas pasan a su lado, se van del Salón, ignoran que esa decisión les salvará la vida.
Son las 3:50 de la madrugada, algunos se han retirado, pero aún el lugar esta atestado de gente, el Punta Carnivale es la fiesta más popular en Honduras y debe celebrarse hasta caer rendido en el suelo. Ignoran que caerán antes. Julio Gonzáles enciende el fósforo que arroja al suelo con desprecio. Como un flash, la llama avanza abrasando violentamente el pasadizo. Una enorme deflagración sacude la entrada, se escucha el zumbido que deja la gasolina al arder masivamente. Gonzáles es lanzado por la onda expansiva a la calle.
El fuego toma cuerpo y comienza a correr con furia piso arriba. Adentro la música a todo volumen acalla los gritos de desesperación de los que despiertan de su borrachera de cara al infierno.
El mismo Diablo parece venir por ellos y los calcina en la entrada. Cuando el fuego rugiente entra en el piso del Salón, los gritos y el pánico se apoderan de los concurrentes. Las brasas en el techo sitian todo el espacio. Un humo espeso, gris oscuro y volátil los rodea hasta desorientarlos. La gente huye hacia la salida de emergencia para descubrir que esta trancada con llave y candado, no hay escape posible, ahí morirá la mayoría, apretujada, desesperada, entre gritos de auxilio y dolor. Un dolor que se siente primero en los pulmones donde se produce la Carboxihemoglobina y que compite con el ardor de la piel que se ampolla hasta que la grasa termina ardiendo hasta chamuscarse.
El olor de carne humana quemada es penetrante y se impregna en todo rincón. Quien la haya olfateado, jamás la olvida. Los cuerpos se amontonan y van cayendo, uno a uno, de dos en dos, los que no han sido atrapados por brasas ardientes que se extienden como brazos gigantes, caen fulminados por el intenso calor, el humo tóxico y la falta de aire respirable. La escena es tan dramática que cuando los bomberos descubran los cuerpos enmudecerán por varios minutos. Julio Gonzáles contempla el incendio desde la calle del frente.
Concluye lo que resulta lógico en su embrutecida mente, Lidia está muerta, su venganza consumada y se marcha del lugar abordando el autobús 40, que lo llevará al cuarto que renta en el 31 Buchanan Place. Al llegar a la casa donde tiene una habitación, confesará su crimen a otra inquilina, Yvonne Torres. Está arrepentido, ha estado llorando desde que subió al bus, explotó en gemidos desconsolado cuando escuchó la sirena de los camiones de bomberos dirigirse a la discoteca, pero nadie le prestará atención, pues para todos es un borrachín más.
Su arrendadora tampoco le hace caso hasta que escucha el noticiero de la mañana. Gonzáles dormirá plácidamente hasta que es despertado esa misma mañana por los detectives Kevin Morroney y Andy Lugo a quienes les relatará su crimen sin tapujos ni recato. Los detectives neoyorquinos se alegran de haber resuelto el caso tan fácilmente y entienden que dormir plácidamente luego de una matanza, es una característica de la mente homicida.
Lidia Feliciano es una de las pocas afortunadas que alcanza una ventana y se arroja al vacío desde el segundo piso, salvando su vida antes que todo se convierta en un macizo de fuego resplandeciente que ilumina la noche del Bronx. Dieciséis años después, estoy parado al frente de lo que una vez fue el titular más importante de su época y cuyos ecos se escucharon en todos los rincones del mundo. Hoy, en conmemoración de la tragedia hay un obelisco con el nombre de las 87 personas que perdieron la vida en aquel disco.
El edificio sigue abandonado, por alguna razón que no comprendo me recuerda a la Casa Matusita de Lima, parece que sus inquilinos son los mismos fantasmas que siguen atrapados, esta vez no por el fuego, sino por el peso del pasado. Julio Gonzáles cumple condena en la prisión Clinton. Recibió sentencia de 35 años por cada vida que cobró el fuego. Fue la sentencia máxima, pero esto igual enfureció a los familiares de las víctimas, pues podría salir libre en el 2017, lo que significa 3 meses por cada vida que devoró el incendio.
Me dice un vecino que Lidia Feliciano enloqueció, se volvió loca, pues cargó con la culpa de vivir. No sabría decir si es cierto. Otro vecino me dice que se marchó del lugar y que hizo su vida de la forma más normal, sin remordimiento alguno. Todos se han ido, nadie quiere recordar este lugar. Muchos regresaron para Honduras y República Dominicana, el ¨Sueño Americano¨ fue una pesadilla para ellos. Antes del incendio de la discoteca Utopía en Perú, mucho antes que la discoteca Goajira de Venezuela y antes que la disco Cromañón de Buenos Aires, se escribió este episodio, que cuento rodeado de fantasmas que me miran en silencio. Este es un lugar donde los ingredientes son los mismos: Ausencia de permisos municipales y violación de todo principio de la seguridad contra incendios.
Por supuesto, todo aquello fue posible por la corrupción de funcionarios. Los criminales detrás de esta historia que dejó 90 huérfanos en la comunidad de inmigrantes, se han ocultado detrás de uniformes que juraron usar para proteger a su comunidad. Ellos también cargan con la culpa de las vidas que se hicieron humo esa noche. Por ello, la ciudad fue enjuiciada y debió pagar 16 millones de dólares en indemnizaciones.
En el frente del 1959 de East Tremont, plasmo mis pensamientos y me despido del lugar. Miro hacia atrás, digo adiós a los fantasmas que han seguido en silencio cada uno de mis movimientos. Dejo una rosa blanca en el obelisco como símbolo ceremonial, para que sus almas y la de sus familiares alcancen la paz.
Mi último acto, es un voto porque nadie olvide la historia de la ¨Discoteca Happyland Social Club¨ del Sur del Bronx, que ardió hasta quedar en cenizas, el 25 de marzo de 1990.
(*): Site del autor: www.josemusse.com
E-mail: jmusse@desastres.org
Mientras escribo no puedo dejar de ver la estación de combustible de Amoco, ahora absorvida por la empresa BP, entre la calle 174 y Southern Boulevard. Trato de adivinar de qué surtidor salió la gasolina. Intento dialogar con el dependiente. Se siente incómodo con mi pregunta y me mira de arriba abajo, pero me dice que ignora de qué hablo. Su lenguaje corporal me dice que sabe más de la cuenta.
Me siento como un detective tratando de descifrar el pasado para entender mejor porque estamos aquí y tener un borrador de donde podemos estar mañana. Una de las mejores formas que tiene un profesional para avanzar en su formación personal en la seguridad contra incendios, es estudiar casos. E
sta documentación no solo debe ser teórica sino por el contrario una minuciosa investigación de campo. Quiero tomarme un minuto en detallar algunas sutilezas. No se trata de leer y de aprovechar las lecciones que otros obtuvieron. Menos de aplicar normas de las cuales ignoramos su trasfondo. Por ejemplo, cualquier estudioso de la seguridad contra incendio debería saber, que la primera ordenanza pública para realizar ejercicios de evacuación es consecuencia del incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist de 1911. Conocer este incendio, sus recodos y alcances, hace comprensible la actual normativa.
Uno puede escoger ser un dictador de procedimientos, un copiador de otros, ser exigente en requerimientos públicos, creando un Servicio de Bomberos que parezca un súper policía municipal pero se estará vacío profesionalmente si no se conoce la historia, los pormenores, el trasfondo y los detalles de los eventos que nos llevaron a formular premisas y compromisos.
Obtener estos datos, nos convierte en seres dialogantes, abiertos y comprometidos con la sociedad, con fuerza para explicar la razón de las medidas exigidas y recomendadas. En resumen, nos dan esencia y sentido de propósito. Casi puedo ver la silueta desencajada del ¨marielito¨ Gonzáles. Ebrio, furioso, sujetándose del poste de alumbrado para no caerse, Gonzáles maldice su suerte. Supongo que en algún momento pensó que mejor se hubiera quedado en su soleada Cuba. Sin imaginar, que lo que vivirá en breves minutos, será realmente una pesadilla.
Recuerdo que la crisis de los ¨marielitos¨ empezó en la embajada peruana en Cuba y los exiliados, de los muchos que llegaron a Lima, finalmente muchos renegaron de su suerte, prefiriendo llegar a otro país.
¿Qué hubiera pasado si Julio Gonzáles hubiera elegido Perú y no Estados Unidos? Voy en retroceso en mi relato. Estoy ahora en la esquina de East Tremont y Cotrona Parkway, en el Sur del Bronx, no muy lejos del Zoológico. Aquí toma la decisión de asesinar a Lidia Feliciano. Si no es de él, no será de nadie más. Quiere vengarse de los machitos del fiestón. Pocas calles camina desde que fue expulsado de aquel Mardi Gras hondureño. En la fiesta se apiñan ecuatorianos, mexicanos y dominicanos. Calles atrás, al ver a la mujer de sus amores que lo menosprecia, que se envalentona diciéndole que él fue un ¨error en su vida¨ y que ahora ¨puede tener los hombres que quiera¨, lo quiebran, lo hunden en la desesperación. A sus 26 años, Julio Gonzáles es un hombre solitario, inmaduro, incapaz de superar una rotura sentimental.
A veces violento, es una persona que está mal empleada y mal pagada, que subsiste a duras penas en un mundo marginal que lo rechaza, que lo agobia. Siente celos, jura que ¨cerrará el lugar¨ al guardia que lo ha expulsado, humillándolo delante de Lidia. Siente envidia de que otro esté con su mujer, que la posea rabiosamente, que babeé en sus abundantes carnes. Mil ideas obscenas cruzan por su embotada mente.
Estoy parado en el frente del 1959 de East Tremont y Southern Boulevard, por un instante siento trasladarme al pasado. El lugar se oscurece, las luces se encienden, la música, el murmullo de un gentío alegre inunda el espacio. Aquí empezó todo, aquí también acabará. Faltan pocos minutos para el desenlace final.
Observo cada detalle, los edificios adyacentes. Creo escuchar los acordes de Carlos Santana, tan popular en aquella discoteca. Gonzáles era bueno bailando merengue, casi se sentía una estrella. La banda toca un tema de Rubén Blades, ignoran que será la última salsa que toquen en vida.
El verdugo esta a la puerta, pasa desapercibido. Julio Gonzáles, es de contextura media, con rasgos negroides. Luce su menuda barba desaseada, su rostro desencajado por la rabia y la mala noche. Para los que le ven en el corredor del Salón, es un borrachín más que habla consigo mismo, de esos que cuando se embriagan se vuelven conflictivos. Pero este alcoholizado no lleva a la mano un botellín de ron o cerveza, sino un litro de gasolina que desparramará en la entrada principal cebando golosamente al infierno que desencadenará. Un litro es todo lo que le vendió Edward Porras, para quien es su primer día de trabajo en la Estación de Amoco será un día que él no olvidará, pues a sus 23 años las autoridades lo buscarán. Esta prohibida la venta al menudeo de inflamables.
Julio Gonzáles le mintió al dependiente, le dijo que su automóvil se quedó botado a unas calles, le rogó para que le de algo de gasolina para traer el vehículo y cargarlo como es debido en la Estación. Porras le vende un dólar y llevará en su espalda hasta el final de sus días, el saberse responsable de haber cargado el arma que se llevará tantas vidas. Julio Gonzáles derrama la gasolina en la entrada. Lo ven unos parroquianos en la discoteca y se ríen, creyendo que es un borrachín más que renuncia al alcohol hasta el siguiente trago. Más personas pasan a su lado, se van del Salón, ignoran que esa decisión les salvará la vida.
Son las 3:50 de la madrugada, algunos se han retirado, pero aún el lugar esta atestado de gente, el Punta Carnivale es la fiesta más popular en Honduras y debe celebrarse hasta caer rendido en el suelo. Ignoran que caerán antes. Julio Gonzáles enciende el fósforo que arroja al suelo con desprecio. Como un flash, la llama avanza abrasando violentamente el pasadizo. Una enorme deflagración sacude la entrada, se escucha el zumbido que deja la gasolina al arder masivamente. Gonzáles es lanzado por la onda expansiva a la calle.
El fuego toma cuerpo y comienza a correr con furia piso arriba. Adentro la música a todo volumen acalla los gritos de desesperación de los que despiertan de su borrachera de cara al infierno.
El mismo Diablo parece venir por ellos y los calcina en la entrada. Cuando el fuego rugiente entra en el piso del Salón, los gritos y el pánico se apoderan de los concurrentes. Las brasas en el techo sitian todo el espacio. Un humo espeso, gris oscuro y volátil los rodea hasta desorientarlos. La gente huye hacia la salida de emergencia para descubrir que esta trancada con llave y candado, no hay escape posible, ahí morirá la mayoría, apretujada, desesperada, entre gritos de auxilio y dolor. Un dolor que se siente primero en los pulmones donde se produce la Carboxihemoglobina y que compite con el ardor de la piel que se ampolla hasta que la grasa termina ardiendo hasta chamuscarse.
El olor de carne humana quemada es penetrante y se impregna en todo rincón. Quien la haya olfateado, jamás la olvida. Los cuerpos se amontonan y van cayendo, uno a uno, de dos en dos, los que no han sido atrapados por brasas ardientes que se extienden como brazos gigantes, caen fulminados por el intenso calor, el humo tóxico y la falta de aire respirable. La escena es tan dramática que cuando los bomberos descubran los cuerpos enmudecerán por varios minutos. Julio Gonzáles contempla el incendio desde la calle del frente.
Concluye lo que resulta lógico en su embrutecida mente, Lidia está muerta, su venganza consumada y se marcha del lugar abordando el autobús 40, que lo llevará al cuarto que renta en el 31 Buchanan Place. Al llegar a la casa donde tiene una habitación, confesará su crimen a otra inquilina, Yvonne Torres. Está arrepentido, ha estado llorando desde que subió al bus, explotó en gemidos desconsolado cuando escuchó la sirena de los camiones de bomberos dirigirse a la discoteca, pero nadie le prestará atención, pues para todos es un borrachín más.
Su arrendadora tampoco le hace caso hasta que escucha el noticiero de la mañana. Gonzáles dormirá plácidamente hasta que es despertado esa misma mañana por los detectives Kevin Morroney y Andy Lugo a quienes les relatará su crimen sin tapujos ni recato. Los detectives neoyorquinos se alegran de haber resuelto el caso tan fácilmente y entienden que dormir plácidamente luego de una matanza, es una característica de la mente homicida.
Lidia Feliciano es una de las pocas afortunadas que alcanza una ventana y se arroja al vacío desde el segundo piso, salvando su vida antes que todo se convierta en un macizo de fuego resplandeciente que ilumina la noche del Bronx. Dieciséis años después, estoy parado al frente de lo que una vez fue el titular más importante de su época y cuyos ecos se escucharon en todos los rincones del mundo. Hoy, en conmemoración de la tragedia hay un obelisco con el nombre de las 87 personas que perdieron la vida en aquel disco.
El edificio sigue abandonado, por alguna razón que no comprendo me recuerda a la Casa Matusita de Lima, parece que sus inquilinos son los mismos fantasmas que siguen atrapados, esta vez no por el fuego, sino por el peso del pasado. Julio Gonzáles cumple condena en la prisión Clinton. Recibió sentencia de 35 años por cada vida que cobró el fuego. Fue la sentencia máxima, pero esto igual enfureció a los familiares de las víctimas, pues podría salir libre en el 2017, lo que significa 3 meses por cada vida que devoró el incendio.
Me dice un vecino que Lidia Feliciano enloqueció, se volvió loca, pues cargó con la culpa de vivir. No sabría decir si es cierto. Otro vecino me dice que se marchó del lugar y que hizo su vida de la forma más normal, sin remordimiento alguno. Todos se han ido, nadie quiere recordar este lugar. Muchos regresaron para Honduras y República Dominicana, el ¨Sueño Americano¨ fue una pesadilla para ellos. Antes del incendio de la discoteca Utopía en Perú, mucho antes que la discoteca Goajira de Venezuela y antes que la disco Cromañón de Buenos Aires, se escribió este episodio, que cuento rodeado de fantasmas que me miran en silencio. Este es un lugar donde los ingredientes son los mismos: Ausencia de permisos municipales y violación de todo principio de la seguridad contra incendios.
Por supuesto, todo aquello fue posible por la corrupción de funcionarios. Los criminales detrás de esta historia que dejó 90 huérfanos en la comunidad de inmigrantes, se han ocultado detrás de uniformes que juraron usar para proteger a su comunidad. Ellos también cargan con la culpa de las vidas que se hicieron humo esa noche. Por ello, la ciudad fue enjuiciada y debió pagar 16 millones de dólares en indemnizaciones.
En el frente del 1959 de East Tremont, plasmo mis pensamientos y me despido del lugar. Miro hacia atrás, digo adiós a los fantasmas que han seguido en silencio cada uno de mis movimientos. Dejo una rosa blanca en el obelisco como símbolo ceremonial, para que sus almas y la de sus familiares alcancen la paz.
Mi último acto, es un voto porque nadie olvide la historia de la ¨Discoteca Happyland Social Club¨ del Sur del Bronx, que ardió hasta quedar en cenizas, el 25 de marzo de 1990.
(*): Site del autor: www.josemusse.com
E-mail: jmusse@desastres.org
Tuesday, April 28, 2009
Seguridad en Hoteles y Moteles
José Musse
A propósito del reciente incendio del hotel casino Monte Carlo donde las llamas afectaron una área de los pisos superiores, tres en total del hotel, justo donde se ubican las suites y los cuartos más caros. Esta misma semana, en Nueva Delhi un hotel lujoso fue afectado también por el fuego y varios turistas debieron ser rescatados.
En 1980, un incendio registrado en el MGM Grand Hotel de Las Vegas, bautizado ahora como Ballys, provocó la muerte de 84 personas y dejó a otras 700 lesionadas. Fue todo un hito en la historia de la lucha contra incendios. Aún tengo pendiente ir a este lugar emblemático de la seguridad contra incendio. El que sí visité en Puerto Rico fue el Dupont Plaza donde fallecieron 97 personas.
Me resultó curioso que el incendio ocurrido el 31 de diciembre de 1986 en San Juan esté tan fresco en la memoria de los taxistas, que agradezco me hayan relatado pormenores que no siempre se publican en diarios o revistas. Uno de ellos resultó conocer a una de las víctimas por lo que hizo mi jornada no solo conmovedora sino instructiva. Uno de los detalles es que unas 200 compañías fueron demandadas y no solo fue el Hotel Dupont Plaza y la compañía aseguradora. Hubo 2,300 demandantes y se reunieron más de 250 abogados en este litigio.
El pleito lo atendió el juez federal Raymond Acosta, con el apoyo del juez del Distrito de Filadelfia, Louis Bechtle, quien había presidido el juicio del incendio en el hotel MGM de Las Vegas. Si hay bomberos especialistas en aeronaves e incendios forestales, ¿Por qué no habría jueces expertos en incendios o desastres? Esto abrió precedentes en el sistema judicial norteamericano, como la litigación por eventos catastróficos donde hay múltiples demandas. Estas alcanzaron la suma de 234 millones de dólares. Sin embargo, las víctimas reclamaron cifras que sumaban 2 billones de dólares. Cuando visité el San Juan Marriott Resort & Stellaris Casino, que fuera alguna vez el Dupont Plaza con sus 525 habitaciones y 14 suites.
No pude dejarme de preguntar si esta vez tendría más suerte, alguna vez este mismo hotel fue manejado por la cadena Sheraton. Uno de los campos más rentables de quienes ejercen la carrera de seguridad es la especializada en hoteles y moteles. Esta es una industria mutibillonaria. Un jeque árabe compró a 3.3 billones de dólares los hoteles Acapulco Princess y Pierre Marqués, dos de los más importantes del puerto mexicano.
Esto muy a pesar de que la recesión se está cebando con el sector aéreo y los mercados relacionados con el turismo. Parte de mi actividad académica en los últimos años ha consistido en viajar para participar en conferencias y casi sin querer he podido distinguir varios aspectos de esta industria. Solo en conceptos de conferencias, reuniones, workshops y exhibiciones el gasto anual es de 115 billones de dólares en los Estados Unidos.
Según la Convention Industry Council los participantes gastan un promedio de 232 dólares por día en estos eventos. Trabajar en estos lugares significa un ambiente agradable –se entiende que si uno no está satisfecho difícilmente podrá ofrecer un servicio distinguido- Así que las empresas del rubro de la hospitalidad, el entretenimiento, relax y lujo, se esfuerzan por mantener sueldos competitivos, bonos y un paquete de beneficios de salud y de retiro muy atractivos. Aunque esto no siempre se da. Precisamente fue un litigio entre empleados y propietarios en el Hotel Dupont Plaza lo que sería el motivante para que tres empleados; Héctor Escudero, Arnaldo Jiménez Rivera y José Rivera López iniciaran múltiples focos de incendio, justo después que los empleados votaron por ir a la huelga.
Por cierto, el primero de ellos continúa en la cárcel, mientras los otros dos fueron puestos en libertad entre el 2001 y el 2002. Sin embargo, no deja de ser desafiante para los profesionales de la seguridad. Un gran hotel o un resort que involucra los riesgos de una mini ciudad. Póngase a pensar por un instante. Playa ¿Tiene contratados salvavidas suficientes? ¿Tienen entrenamiento en RCP o están debidamente certificados como tales para ejercer como salvavidas? ¿Que hay del equipo para los primeros respondedores? En otros países podría ser relajado, no en los Estados Unidos. Una demanda legal siempre es millonaria y traerá mala publicidad.
La situación no es diferente si se tienen piscinas. Un letrero con el horario de apertura de la piscina no salvó a un hotel de pagar una millonaria indemnización cuando una adolescente murió ahogada. Hay hoteles que reportan 500 llaves de cuartos de huéspedes pérdidas semanalmente. Esto no solo es costoso, abre la posibilidad de robo, asalto y violación. La demanda legal posteriormente que se seguirá con certeza pondrá en peligro la inversión hecha. En Hawaii por ejemplo los turistas que son escaneados en el aeropuerto internacional antes de dejar la isla, se les pide que pongan en un receptáculo las llaves del hotel que no han retornado y han sido detectadas por la maquina.
El control electrónico estándar es de decodificar cada llave con cada nuevo usuario. Sin embargo, algunos criminales han descubierto que algunas puertas no son doble cerradas por llaves electrónicas.
La combinación de riesgos de incendio y necesidad de protección física para los valores del hotel o motel o de los huéspedes es desafiada continuamente. Aunque no suelen ser muy comunes, tampoco es excepcional el uso de instalaciones hoteleras para la fabricación de drogas. Muchos vendedores de estupefacientes se dan cita en ellas, no solo para comprar o distribuir a mayoristas sino para refinar.
Un experto en seguridad me dijo que se debía estar atento a clientes que pagan todo en efectivo, que confirman día a día su alojamiento y que conducen camionetas o vanes, vehículos donde se puede transportar drogas. En muchos de los Estados de la Unión Americana se ha dado caso de emergencias químicas producidas por laboratorios clandestinos que no solo ponen en peligro la salud de otros huéspedes sino que crean ambientes laborales peligrosos para los empleados de los hoteles o moteles.
El tacto, el cuidadoso acercamiento está por demás reiterarlo. Muchos clientes pueden tener comportamientos dudosos, pero ello no los convierte en criminales. La ley considera el lobby de un hotel como un área de reunión pública, esto hace que tratar con prostitutas que son llamadas por los huéspedes sea desafiante. En especial si uno no tiene la certeza que ejerzan la prostitución. La demanda por difamación y daño moral serian enormes. Ahora que muchas mujeres se visten de forma provocativa y uno sinceramente sin mala intención puede confundirlas.
Este campo se vuelve gris para estos negocios. Hay clientes que no quieren ver a este tipo de personas y pueden alejarse de hoteles que lo permitan, el detalle es que este no es un problema generado por el hotel sino por los huéspedes, que sin importar su clase social, puede atraer personas peligrosas. Más allá de estos desafíos, habrá expertos en seguridad que prefieran una fábrica para desarrollar su talento o una empresa manufacturera. Enfrentar los riesgos en supermercados o grandes centros comerciales. Bomberos que prefieren enfrentar emergencias en aeronaves antes que en viviendas.
Tengo varios amigos para los que combatir incendios en petróleo o sus derivados es su quinta esencia. Otros, quizá menos avocados a altas dosis de adrenalina y más proclives por el buen gusto y el refinamiento prefieran trabajar en un hotel, motel o resort. Donde muchas veces se ofrece comida gratuita a empleados y se puede acceder con descuento o gratuitamente al SPA, gimnasio y piscina, contando con recibir masajes, beber una copa de vino en el almuerzo y sí, también tener los ojos bien abiertos. ¿Qué piensa usted?
(*): Site del autor: http://www.josemusse.com/
E-mail: jmusse@desastres.org
A propósito del reciente incendio del hotel casino Monte Carlo donde las llamas afectaron una área de los pisos superiores, tres en total del hotel, justo donde se ubican las suites y los cuartos más caros. Esta misma semana, en Nueva Delhi un hotel lujoso fue afectado también por el fuego y varios turistas debieron ser rescatados.
En 1980, un incendio registrado en el MGM Grand Hotel de Las Vegas, bautizado ahora como Ballys, provocó la muerte de 84 personas y dejó a otras 700 lesionadas. Fue todo un hito en la historia de la lucha contra incendios. Aún tengo pendiente ir a este lugar emblemático de la seguridad contra incendio. El que sí visité en Puerto Rico fue el Dupont Plaza donde fallecieron 97 personas.
Me resultó curioso que el incendio ocurrido el 31 de diciembre de 1986 en San Juan esté tan fresco en la memoria de los taxistas, que agradezco me hayan relatado pormenores que no siempre se publican en diarios o revistas. Uno de ellos resultó conocer a una de las víctimas por lo que hizo mi jornada no solo conmovedora sino instructiva. Uno de los detalles es que unas 200 compañías fueron demandadas y no solo fue el Hotel Dupont Plaza y la compañía aseguradora. Hubo 2,300 demandantes y se reunieron más de 250 abogados en este litigio.
El pleito lo atendió el juez federal Raymond Acosta, con el apoyo del juez del Distrito de Filadelfia, Louis Bechtle, quien había presidido el juicio del incendio en el hotel MGM de Las Vegas. Si hay bomberos especialistas en aeronaves e incendios forestales, ¿Por qué no habría jueces expertos en incendios o desastres? Esto abrió precedentes en el sistema judicial norteamericano, como la litigación por eventos catastróficos donde hay múltiples demandas. Estas alcanzaron la suma de 234 millones de dólares. Sin embargo, las víctimas reclamaron cifras que sumaban 2 billones de dólares. Cuando visité el San Juan Marriott Resort & Stellaris Casino, que fuera alguna vez el Dupont Plaza con sus 525 habitaciones y 14 suites.
No pude dejarme de preguntar si esta vez tendría más suerte, alguna vez este mismo hotel fue manejado por la cadena Sheraton. Uno de los campos más rentables de quienes ejercen la carrera de seguridad es la especializada en hoteles y moteles. Esta es una industria mutibillonaria. Un jeque árabe compró a 3.3 billones de dólares los hoteles Acapulco Princess y Pierre Marqués, dos de los más importantes del puerto mexicano.
Esto muy a pesar de que la recesión se está cebando con el sector aéreo y los mercados relacionados con el turismo. Parte de mi actividad académica en los últimos años ha consistido en viajar para participar en conferencias y casi sin querer he podido distinguir varios aspectos de esta industria. Solo en conceptos de conferencias, reuniones, workshops y exhibiciones el gasto anual es de 115 billones de dólares en los Estados Unidos.
Según la Convention Industry Council los participantes gastan un promedio de 232 dólares por día en estos eventos. Trabajar en estos lugares significa un ambiente agradable –se entiende que si uno no está satisfecho difícilmente podrá ofrecer un servicio distinguido- Así que las empresas del rubro de la hospitalidad, el entretenimiento, relax y lujo, se esfuerzan por mantener sueldos competitivos, bonos y un paquete de beneficios de salud y de retiro muy atractivos. Aunque esto no siempre se da. Precisamente fue un litigio entre empleados y propietarios en el Hotel Dupont Plaza lo que sería el motivante para que tres empleados; Héctor Escudero, Arnaldo Jiménez Rivera y José Rivera López iniciaran múltiples focos de incendio, justo después que los empleados votaron por ir a la huelga.
Por cierto, el primero de ellos continúa en la cárcel, mientras los otros dos fueron puestos en libertad entre el 2001 y el 2002. Sin embargo, no deja de ser desafiante para los profesionales de la seguridad. Un gran hotel o un resort que involucra los riesgos de una mini ciudad. Póngase a pensar por un instante. Playa ¿Tiene contratados salvavidas suficientes? ¿Tienen entrenamiento en RCP o están debidamente certificados como tales para ejercer como salvavidas? ¿Que hay del equipo para los primeros respondedores? En otros países podría ser relajado, no en los Estados Unidos. Una demanda legal siempre es millonaria y traerá mala publicidad.
La situación no es diferente si se tienen piscinas. Un letrero con el horario de apertura de la piscina no salvó a un hotel de pagar una millonaria indemnización cuando una adolescente murió ahogada. Hay hoteles que reportan 500 llaves de cuartos de huéspedes pérdidas semanalmente. Esto no solo es costoso, abre la posibilidad de robo, asalto y violación. La demanda legal posteriormente que se seguirá con certeza pondrá en peligro la inversión hecha. En Hawaii por ejemplo los turistas que son escaneados en el aeropuerto internacional antes de dejar la isla, se les pide que pongan en un receptáculo las llaves del hotel que no han retornado y han sido detectadas por la maquina.
El control electrónico estándar es de decodificar cada llave con cada nuevo usuario. Sin embargo, algunos criminales han descubierto que algunas puertas no son doble cerradas por llaves electrónicas.
La combinación de riesgos de incendio y necesidad de protección física para los valores del hotel o motel o de los huéspedes es desafiada continuamente. Aunque no suelen ser muy comunes, tampoco es excepcional el uso de instalaciones hoteleras para la fabricación de drogas. Muchos vendedores de estupefacientes se dan cita en ellas, no solo para comprar o distribuir a mayoristas sino para refinar.
Un experto en seguridad me dijo que se debía estar atento a clientes que pagan todo en efectivo, que confirman día a día su alojamiento y que conducen camionetas o vanes, vehículos donde se puede transportar drogas. En muchos de los Estados de la Unión Americana se ha dado caso de emergencias químicas producidas por laboratorios clandestinos que no solo ponen en peligro la salud de otros huéspedes sino que crean ambientes laborales peligrosos para los empleados de los hoteles o moteles.
El tacto, el cuidadoso acercamiento está por demás reiterarlo. Muchos clientes pueden tener comportamientos dudosos, pero ello no los convierte en criminales. La ley considera el lobby de un hotel como un área de reunión pública, esto hace que tratar con prostitutas que son llamadas por los huéspedes sea desafiante. En especial si uno no tiene la certeza que ejerzan la prostitución. La demanda por difamación y daño moral serian enormes. Ahora que muchas mujeres se visten de forma provocativa y uno sinceramente sin mala intención puede confundirlas.
Este campo se vuelve gris para estos negocios. Hay clientes que no quieren ver a este tipo de personas y pueden alejarse de hoteles que lo permitan, el detalle es que este no es un problema generado por el hotel sino por los huéspedes, que sin importar su clase social, puede atraer personas peligrosas. Más allá de estos desafíos, habrá expertos en seguridad que prefieran una fábrica para desarrollar su talento o una empresa manufacturera. Enfrentar los riesgos en supermercados o grandes centros comerciales. Bomberos que prefieren enfrentar emergencias en aeronaves antes que en viviendas.
Tengo varios amigos para los que combatir incendios en petróleo o sus derivados es su quinta esencia. Otros, quizá menos avocados a altas dosis de adrenalina y más proclives por el buen gusto y el refinamiento prefieran trabajar en un hotel, motel o resort. Donde muchas veces se ofrece comida gratuita a empleados y se puede acceder con descuento o gratuitamente al SPA, gimnasio y piscina, contando con recibir masajes, beber una copa de vino en el almuerzo y sí, también tener los ojos bien abiertos. ¿Qué piensa usted?
(*): Site del autor: http://www.josemusse.com/
E-mail: jmusse@desastres.org
Sistema de Comando de Incidencias
José Musse
Durante muchos años como bombero fui consciente del desorden que imperaba en los incidentes. Había aprendido algunos principios fundamentales para hacer las operaciones más efectivas, una que recuerdo bien venía de una graciosa diapositiva en inglés que decía “Estas invitado a la fiesta, no dejes de traer agua” y con ese comentario reforzaba el concepto de conectarse a hidrantes al arribar. Pero aquellos principios aunque hacían más suave la atención y respuesta, no eliminaban el problema de duplicar funciones, establecer una adecuada seguridad para los bomberos, llevando adelante tareas tan simples como conteo de hombres y tiempos en los SCBA. Ni mencionar la coordinación y puestos a establecerse, básicamente era inexistente y la realidad era que teníamos muchos jefes dando ordenes distintas y hasta contradictorias. Todo dependía en gran medida de los oficiales y su talento, no era un sistema establecido, era en base a trabajo de particulares. Unos lo hacían bien otros no tan bien.
Generalmente los servicios de emergencia traían caos donde ya había anarquía. Alan Brunacini fue para mi época y para muchas generaciones posteriores un iniciador, pero su literatura en inglés, la falta de redes como Internet hacia poco factible saber donde adquirirlas, traducirlas y emplearlas. El Firescope desarrollado en California era totalmente desconocido. Básicamente solo comencé a trabajar desarrollando mi propio Comando de Operaciones, hasta que un día, asistiendo a una conferencia de Certified Emergency Managers del FEMA descubrí lo que hacia pocos meses se estaba estableciendo en los Estados Unidos, el Sistema de Comando de Incidencias.
Eso marcó un antes y un después en mi carrera. Inmediatamente invertí en mi capacitación, en literatura y asistí a seminarios.
Cuando comencé a dictar clases en Perú para difundir el Sistema de Comando de Incidencias en español, no tuvo la acogida que esperaba en un principio, pero sabía de su potencial y fue así como inicie “Desastres.org” cuyo nombre original fue “Incident Commander Magazine” y solo usamos el domino “Desastres.org” por ser corto, genérico y servir para la revisión de catástrofes y su estudio. Existió “IC Magazine” con el propósito de resaltar la nueva tecnología. Brunacini usaba el termino FGC (Fireground Commander) en mi caso deseaba marcar esa transformación y realzar el nuevo titulo oficialmente reconocido, el de Incident Commander o Comandante del Incidente.
Entendiendo que el mundo sería redefinido por la Internet, comenzamos a ofrecer cursos on line sobre el Sistema de Comando de Incidencias desde 1997. Fuimos los primeros en el mundo de habla hispana. Me acuerdo que ni siquiera el Essentials Firefighting del IFSTA, tercera edición lo mencionaba y esa era una barrera para autenticar lo que decíamos, que el Sistema de Comando de Incidencias se impondría. Un día durante un workshop en el Hotel Holiday Inn en Lima, un bombero aeroportuario de Corpac que trabajaba en el Jorge Chávez me dijo amablemente que aunque lo encontraba interesante – el Sistema de Comando de Incidencias-, ellos no lo podrían aplicar, pues seguían las recomendaciones de la OACI. Le afirmé inmediatamente que esta era la tendencia, que pronto OACI y otros adaptarían sus documentos. Que estaba seguro que la Agencia Federal de Aviación ya lo había realizado en medida que el Sistema de Comando de Incidencias era de uso obligatorio en los Estados Unidos. De eso no pasó, de un debate, de un intercambio de ideas. Al año siguiente la cuarta edición del Essentials Firefighting del IFSTA, recogía el Sistema de Comando de Incidencias, más allá de eso, la bibliografía comenzó a ser abundante y la Internet comenzó a tener más peso en las comunicaciones globales.
Durante la Administración Clinton ocurrió la gran explosión; de 300 websites existentes a 3 millones de espacios virtuales. Abundante y pública información, donde los primeros respondedores no podían negar que la tendencia era el Sistema de Comando de Incidencias.
Latinoamérica tiene una innegable influencia norteamericana, la NFPA es casi adoptada sin cambios en los países de la región a diferencia de Europa que aunque recibe esa misma influencia puede invertir en su propia investigación y generar normas y estándares diferentes. Así que el Sistema de Comando de Incidencias comenzó a ser de interés masivo a finales de la década del 90 y la mejor solución en la región.
Sin embargo, enseñar el Sistema de Comando de Incidencias no es fácil y aplicarlo menos. Déjeme explicarle. No es que se necesite ser científico para entenderlo, ni mucho menos. Cuando digo enseñarlo, es realmente simple hacerlo. El desafío es hacerlo sin aburrir ni agotar a la audiencia. No olvidemos que el ICS está lleno de reglas, títulos, cargos, deberes y responsabilidades. Básicamente es solo eso lo que se debe aprender en clase.
Más de 12 años dictando talleres sobre el Sistema de Comando de Incidencias me ha enseñado agregar bastantes imágenes gráficas, para que los participantes acostumbrados a operaciones tradicionales contra incendio o responsables de rescate y servicios de emergencias médicas puedan visualizar físicamente los sectores y el organigrama.
La ubicación del Puesto Comando de Incidente -no olvidemos que muchos servicios de bomberos han trabajado en desorden- para ello hice varios Análisis de Incidentes que servían de estudios.
Conforme pasaron los años fui agregando en mi curso varios ejemplos prácticos, casos hipotéticos que explicaban ciertas particularidades, así como casos reales y fui integrando mejor las Tácticas en Combate de Incendios, el liderazgo y el Sistema de Comando de Incidencias. Otro problema es que se trata de un sistema y para ello funcione necesita que los otros elementos que intervienen tengan conocimiento de parte de la interfase que les corresponde, caso contrario no funciona. ¿Qué significa en la práctica? Que muchas organizaciones y no solo bomberos se involucran en la atención a emergencias y si estas desconocen el Sistema de Comando de Incidencias, pues no lo usarán. Así que he aprendido a ofrecer consejos y asesoría cuando desea establecerse el Sistema de Comando de Incidencias, dando algunas claves para vender la idea y fomentar la cooperación entre agencias gubernamentales. Usar simuladores virtuales le dio otra dimensión a la enseñanza del Sistema de Comando de Incidencias y es parte habitual del curso que dicto. Uno de los problemas comunes, es que falta disciplina en los que toman decisiones y muchas veces cuando
se simulan estos casos, los comandantes atolondran a sus bomberos con una serie de órdenes.
Uno de los simuladores que uso, ayuda a crear una mente clara en el Comandante del Incidente. El simulador asigna equipos y tareas. Una a una, mientras el Comandante del Incidente planea las acciones, el escenario es dinámico, cambia, los equipos reportan diferentes situaciones como válvulas de gas, bomberos lesionados o hallazgo de victimas. El que resulta tratando de sobrevivir a tal atolondramiento es el Comandante del Incidente y esa es la habilidad que intento desarrollar con varios ejercicios, clarificando estrategias para tomar decisiones y tener una mente entrenada que enfrente los eventos como jugando ping pong y sin parálisis. Con la computadora no hay negociación. Uno se somete a ciertas reglas y debe obedecerlas, exactamente como dicen la mayoría de SOP (Standard Operation Procedure) y el mismo
Sistema de Comando de Incidencias. Más allá de estas reglas, están otras leyes físicas con las que nos enfrentamos y son parte de nuestra cotidianeidad. Evolución del fuego, propagación, flashover, backdraft. Todo ello puede cargarse en el simulador y serán parte del taller que dictaré sobre Sistema de Comando de Incidencias en Maracay, Venezuela durante el I Congreso Nacional e Internacional de Actualización de los Servicios de Atención a Emergencias y Urgencias Médicas y Expo-Exhibición de Unidades de Emergencias del 23 al 27 de junio del 2009.
(*): Site del autor: http://www.josemusse.com/
E-mail: jmusse@desastres.org
Durante muchos años como bombero fui consciente del desorden que imperaba en los incidentes. Había aprendido algunos principios fundamentales para hacer las operaciones más efectivas, una que recuerdo bien venía de una graciosa diapositiva en inglés que decía “Estas invitado a la fiesta, no dejes de traer agua” y con ese comentario reforzaba el concepto de conectarse a hidrantes al arribar. Pero aquellos principios aunque hacían más suave la atención y respuesta, no eliminaban el problema de duplicar funciones, establecer una adecuada seguridad para los bomberos, llevando adelante tareas tan simples como conteo de hombres y tiempos en los SCBA. Ni mencionar la coordinación y puestos a establecerse, básicamente era inexistente y la realidad era que teníamos muchos jefes dando ordenes distintas y hasta contradictorias. Todo dependía en gran medida de los oficiales y su talento, no era un sistema establecido, era en base a trabajo de particulares. Unos lo hacían bien otros no tan bien.
Generalmente los servicios de emergencia traían caos donde ya había anarquía. Alan Brunacini fue para mi época y para muchas generaciones posteriores un iniciador, pero su literatura en inglés, la falta de redes como Internet hacia poco factible saber donde adquirirlas, traducirlas y emplearlas. El Firescope desarrollado en California era totalmente desconocido. Básicamente solo comencé a trabajar desarrollando mi propio Comando de Operaciones, hasta que un día, asistiendo a una conferencia de Certified Emergency Managers del FEMA descubrí lo que hacia pocos meses se estaba estableciendo en los Estados Unidos, el Sistema de Comando de Incidencias.
Eso marcó un antes y un después en mi carrera. Inmediatamente invertí en mi capacitación, en literatura y asistí a seminarios.
Cuando comencé a dictar clases en Perú para difundir el Sistema de Comando de Incidencias en español, no tuvo la acogida que esperaba en un principio, pero sabía de su potencial y fue así como inicie “Desastres.org” cuyo nombre original fue “Incident Commander Magazine” y solo usamos el domino “Desastres.org” por ser corto, genérico y servir para la revisión de catástrofes y su estudio. Existió “IC Magazine” con el propósito de resaltar la nueva tecnología. Brunacini usaba el termino FGC (Fireground Commander) en mi caso deseaba marcar esa transformación y realzar el nuevo titulo oficialmente reconocido, el de Incident Commander o Comandante del Incidente.
Entendiendo que el mundo sería redefinido por la Internet, comenzamos a ofrecer cursos on line sobre el Sistema de Comando de Incidencias desde 1997. Fuimos los primeros en el mundo de habla hispana. Me acuerdo que ni siquiera el Essentials Firefighting del IFSTA, tercera edición lo mencionaba y esa era una barrera para autenticar lo que decíamos, que el Sistema de Comando de Incidencias se impondría. Un día durante un workshop en el Hotel Holiday Inn en Lima, un bombero aeroportuario de Corpac que trabajaba en el Jorge Chávez me dijo amablemente que aunque lo encontraba interesante – el Sistema de Comando de Incidencias-, ellos no lo podrían aplicar, pues seguían las recomendaciones de la OACI. Le afirmé inmediatamente que esta era la tendencia, que pronto OACI y otros adaptarían sus documentos. Que estaba seguro que la Agencia Federal de Aviación ya lo había realizado en medida que el Sistema de Comando de Incidencias era de uso obligatorio en los Estados Unidos. De eso no pasó, de un debate, de un intercambio de ideas. Al año siguiente la cuarta edición del Essentials Firefighting del IFSTA, recogía el Sistema de Comando de Incidencias, más allá de eso, la bibliografía comenzó a ser abundante y la Internet comenzó a tener más peso en las comunicaciones globales.
Durante la Administración Clinton ocurrió la gran explosión; de 300 websites existentes a 3 millones de espacios virtuales. Abundante y pública información, donde los primeros respondedores no podían negar que la tendencia era el Sistema de Comando de Incidencias.
Latinoamérica tiene una innegable influencia norteamericana, la NFPA es casi adoptada sin cambios en los países de la región a diferencia de Europa que aunque recibe esa misma influencia puede invertir en su propia investigación y generar normas y estándares diferentes. Así que el Sistema de Comando de Incidencias comenzó a ser de interés masivo a finales de la década del 90 y la mejor solución en la región.
Sin embargo, enseñar el Sistema de Comando de Incidencias no es fácil y aplicarlo menos. Déjeme explicarle. No es que se necesite ser científico para entenderlo, ni mucho menos. Cuando digo enseñarlo, es realmente simple hacerlo. El desafío es hacerlo sin aburrir ni agotar a la audiencia. No olvidemos que el ICS está lleno de reglas, títulos, cargos, deberes y responsabilidades. Básicamente es solo eso lo que se debe aprender en clase.
Más de 12 años dictando talleres sobre el Sistema de Comando de Incidencias me ha enseñado agregar bastantes imágenes gráficas, para que los participantes acostumbrados a operaciones tradicionales contra incendio o responsables de rescate y servicios de emergencias médicas puedan visualizar físicamente los sectores y el organigrama.
La ubicación del Puesto Comando de Incidente -no olvidemos que muchos servicios de bomberos han trabajado en desorden- para ello hice varios Análisis de Incidentes que servían de estudios.
Conforme pasaron los años fui agregando en mi curso varios ejemplos prácticos, casos hipotéticos que explicaban ciertas particularidades, así como casos reales y fui integrando mejor las Tácticas en Combate de Incendios, el liderazgo y el Sistema de Comando de Incidencias. Otro problema es que se trata de un sistema y para ello funcione necesita que los otros elementos que intervienen tengan conocimiento de parte de la interfase que les corresponde, caso contrario no funciona. ¿Qué significa en la práctica? Que muchas organizaciones y no solo bomberos se involucran en la atención a emergencias y si estas desconocen el Sistema de Comando de Incidencias, pues no lo usarán. Así que he aprendido a ofrecer consejos y asesoría cuando desea establecerse el Sistema de Comando de Incidencias, dando algunas claves para vender la idea y fomentar la cooperación entre agencias gubernamentales. Usar simuladores virtuales le dio otra dimensión a la enseñanza del Sistema de Comando de Incidencias y es parte habitual del curso que dicto. Uno de los problemas comunes, es que falta disciplina en los que toman decisiones y muchas veces cuando
se simulan estos casos, los comandantes atolondran a sus bomberos con una serie de órdenes.
Uno de los simuladores que uso, ayuda a crear una mente clara en el Comandante del Incidente. El simulador asigna equipos y tareas. Una a una, mientras el Comandante del Incidente planea las acciones, el escenario es dinámico, cambia, los equipos reportan diferentes situaciones como válvulas de gas, bomberos lesionados o hallazgo de victimas. El que resulta tratando de sobrevivir a tal atolondramiento es el Comandante del Incidente y esa es la habilidad que intento desarrollar con varios ejercicios, clarificando estrategias para tomar decisiones y tener una mente entrenada que enfrente los eventos como jugando ping pong y sin parálisis. Con la computadora no hay negociación. Uno se somete a ciertas reglas y debe obedecerlas, exactamente como dicen la mayoría de SOP (Standard Operation Procedure) y el mismo
Sistema de Comando de Incidencias. Más allá de estas reglas, están otras leyes físicas con las que nos enfrentamos y son parte de nuestra cotidianeidad. Evolución del fuego, propagación, flashover, backdraft. Todo ello puede cargarse en el simulador y serán parte del taller que dictaré sobre Sistema de Comando de Incidencias en Maracay, Venezuela durante el I Congreso Nacional e Internacional de Actualización de los Servicios de Atención a Emergencias y Urgencias Médicas y Expo-Exhibición de Unidades de Emergencias del 23 al 27 de junio del 2009.
(*): Site del autor: http://www.josemusse.com/
E-mail: jmusse@desastres.org
Los 10 Mandamientos del Comandante de Incidencias
José Musse
Primer Mandamiento: Confianza en los Recursos
Esto significa que el Comandante de Incidencias debe tener absoluta confianza en los hombres y mujeres que comanda. Tanto en su formación física, moral y técnica. Esto significa que sin un entrenamiento sujeto a un estándar igual o similar a NFPA 1001, NFPA 1021, es casi imposible garantizar un eficiente comando. Adecuado mantenimiento es parte del Primer Mandamiento, no debe confundirse con insuficiencia de recursos, significa que los equipos y maquinarias funcionarán como se espera, caso contrario la unidad no debe ingresar actuar debido que solo se pondrá en peligro a los hombres, mujeres y víctimas, creando una falsa sensación de seguridad. Ante la duda, disponga los equipos, maquinaria y vehículos fuera de servicio. Pocos recursos deben conllevar maniobras defensivas.
Segundo Mandamiento: Objetivos Claros
Un pre plan de actuación (establecido con ordenes iniciales) de ser desplegado en los primeros segundos en la escena. Generalmente no se deben involucrar muchos recursos en la zona caliente hasta que no se haya levantado suficiente información, así que deben establecerse objetivos concretos, aunque sean limitados durante los primeros minutos. Eso sí, todos deben saber que se persigue para poder contribuir con su actuación. No se fije objetivos imposibles o muy ambiciosos, es mejor hacerlo en forma escalada, pensando estratégicamente en impedir el mayor daño o expansión de la amenaza del fuego para luego pensar en confinarlo en una sola área, en este caso se piensa de afuera hacia adentro.
Tercer Mandamiento: Respaldo
Toda iniciativa e idea debe estar respaldada. Hombres que realizan ataque interior de incendios deben tener un equipo de respaldo para apoyarlos con mangueras para asumir nuevas posiciones ofensivas. Hombres en el interior deben tener afuera equipos listos para ingresar inmediatamente y sin demora alguna en su búsqueda, auxilio y rescate. Unidades de agua deben tener más unidades respaldando el abastecimiento. Un camión escalera debe estar dispuesto para apoyar maniobras menores. Camiones escaleras deben tener de respaldo varios vehículos con tanques de aire o de recarga de aire comprimido (Rescate y ventilación son las tareas esenciales que deben llevar adelante los hombres que sirven en camiones de escaleras). Una manguera de 1 ½” debe suscitar el armado de otra manguera de 2 ½” y esta seguida por monitores que dispongan de chorros maestros. La operación debe ser entendida a nivel escalar ascendente y al finalizar debe desarmarse la operación de lo grande a lo pequeño, sin que ello signifique eliminar los "respaldos". Culminada una operación no pueden despacharse los camiones de escalera cuando todavia hay hombres en el interior removiendo escombros. Un colapso de techo, paredes o el reavivamiento súbito del fuego dejaría a los hombres indefensos.
Cuarto Mandamiento: Seguridad
Siempre disponga la respuesta de una ambulancia, así sea en el proceso de investigación en la etapa inicial en el momento que responde la primera unidad, cuando no hay señales de una emergencia real y es necesario explorar interiormente en una estructura. Si el incidente es confirmado disponga de dos unidades ambulancia como mínimo; Una para labor estacionaria y la segunda para trasladar lesionados. Según el incidente sea mayor, las unidades médicas y ambulancias deben incrementarse hasta disponer de un hospital de campaña o más de uno dependiendo del tamaño y complejidad del incidente. Debe estar claro que no se da un paso adelante si no se sabe dar tres hacia tras. Un bombero muerto significa que la organización no está lista para su trabajo. Un herido significa que falta entrenamiento.
Quinto Mandamiento: Potencia
Hablar y organizarse sirve de poco si no se cuenta con potencia para actuar. Piense tres veces antes de involucrar recursos en la zona tibia y caliente, pero cuando la decisión sea tomada sea agresivo. Actúe con decisión, rapidez y arrojo aún cuando sea para llevar adelante una maniobra defensiva. Prefiera los chorros maestros, los pequeños denotan perdida de entrenamiento y confianza de los hombres, incapacidad de gerenciar recursos importantes por parte de los oficiales. Servicios de emergencias que disponen de mangueras de poco caudal no cumplen su misión, solo llenan las apariencias. Si sabe que le faltará agua tenga un plan claro que le permita solventar esa situación.
Sexto Mandamiento: Ojos y Oídos
Debe conocer con absoluta certeza lo que ocurre en las zonas caliente, tibia y fría. Lleve registros, si el incidente es complejo, tenga un Staff que ayude al Comandante de Incidencias. Disponga de sus oficiales para que actúen en cada sector necesario. Los hombres en el interior deben trabajar con al menos dos radios, reportar su ubicación, cualquier cambio de su locación y modificaciones en la estructura, comportamiento del humo y evolución del fuego. Lo ideal es que todo equipo tenga contacto visual y este quede encadenado dentro del sector caliente, enlazado visualmente con el tibio y frío. Esto significa que en el interior de una estructura con fuego donde hay varios equipos estos pueden verse los unos a los otros, apoyándose mutuamente es lo mejor y deseable. Lo mandatario es que al menos uno de esos equipos sea monitoreado visualmente no solo por su oficial respectivo sino por otro oficial en la zona tibia y este de la zona tibia, a su vez desde la zona fría por otro oficial. Construya una cadena de contactos de adentro hacia fuera. Aumenta la seguridad y hace más eficiente la respuesta.
Séptimo Mandamiento: No Hay Verdades Absolutas
Recuerda que nunca tendrás toda la información ni que todos los datos recibidos son confiables, al contrario la información pasa de ser incompleta, ambigua y contradictoria. Toma decisiones sabiendo que pueden surgir sorpresas y el peor escenario posible puede ser una realidad a la que debes enfrentar. No des nada por hecho, todo es posible en una emergencia, es necesario anticiparse. Por ello al seguir el Tercer Mandamiento estas asegurando la vida de tus hombres, pero al seguir el Séptimo garantizas que la cadena de comando y la autoridad no se pierda ante un juicio de incompetencia o una situación que haga que se pierda la confianza que te tienen tus hombres.
Octavo Mandamiento: Explorar, Investigar y Reconocimiento de Zonas Peligrosas
La unidad mínima para explorar un área debe disponer de siete hombres, entre ellos un oficial. El equipo mínimo es 90 metros de mangueras de 2 ½”, dos pitones de caudal graduable, 100 metros en sogas, siete arneses de rescate vertical colocados previamente, siete relojes de pulsera, siete linternas, una calculadora, una tabla de conversiones, un manual de productos químicos con números de Naciones Unidas, una cizalla, dos rollos de cinta adhesiva para sellar herméticamente (reparar provisionalmente daños en la escena a mangueras de máscara SCBA. botas, etc.) , tres juegos de llaves ajustadoras de mangueras, siete PASS, dos radios de comunicaciones, siete SCBA, nueve botellas de aire en total, dos son repuestos, dos extintores de agua presurizada, dos hachas, dos halligan, dos vicheros.
Noveno Mandamiento: Piense 60 Minutos Adelante
Si es un fuego incipiente, piensa como habrá crecido en 30 minutos y asegura que la ayuda que solicitas en el minuto “1” sea como si se tratará del minuto 60 del desarrollo del fuego, eso te garantizará estar adelante de la situación. Esto significa que debemos proyectarnos en el momento de evaluar un incidente aunque signifique que antes de arribar la ayuda solicitada el fuego pueda ser extinguido, si ello pasa solo cancela la solicitud de ayuda y las unidades regresaran sin haber arribado, pero si eso no ocurre tener a toda la caballería garantiza un rápido control. Si se piensa al revés, tu alma se llenará de arrepentimiento y tu rostro de lágrimas.
Décimo Mandamiento: Recompensas
Revisa todo incidente. Exalta en público a los hombres que ejecutaron su trabajo con prontitud y destreza. Reconoce por escrito las ideas e iniciativas que durante el incidente te ayudaron para que el Comando fuera mejor y la seguridad de tus hombres y ciudadanos no sufra perdidas. Premia a los que demostraron valor en escena y heroísmo en el rescate de vidas. Asciende a los que están listos para mayores responsabilidades. Re-entrena a los hombres que fallaron al ejecutar su trabajo, pero al enviarlos a la Academia se cuidadoso de no herir sus sentimientos, ni que sean sujetos de burla por sus compañeros, no deben perder su autoconfianza. Despide del trabajo a los que han cometido el mismo error tres veces.
Primer Mandamiento: Confianza en los Recursos
Esto significa que el Comandante de Incidencias debe tener absoluta confianza en los hombres y mujeres que comanda. Tanto en su formación física, moral y técnica. Esto significa que sin un entrenamiento sujeto a un estándar igual o similar a NFPA 1001, NFPA 1021, es casi imposible garantizar un eficiente comando. Adecuado mantenimiento es parte del Primer Mandamiento, no debe confundirse con insuficiencia de recursos, significa que los equipos y maquinarias funcionarán como se espera, caso contrario la unidad no debe ingresar actuar debido que solo se pondrá en peligro a los hombres, mujeres y víctimas, creando una falsa sensación de seguridad. Ante la duda, disponga los equipos, maquinaria y vehículos fuera de servicio. Pocos recursos deben conllevar maniobras defensivas.
Segundo Mandamiento: Objetivos Claros
Un pre plan de actuación (establecido con ordenes iniciales) de ser desplegado en los primeros segundos en la escena. Generalmente no se deben involucrar muchos recursos en la zona caliente hasta que no se haya levantado suficiente información, así que deben establecerse objetivos concretos, aunque sean limitados durante los primeros minutos. Eso sí, todos deben saber que se persigue para poder contribuir con su actuación. No se fije objetivos imposibles o muy ambiciosos, es mejor hacerlo en forma escalada, pensando estratégicamente en impedir el mayor daño o expansión de la amenaza del fuego para luego pensar en confinarlo en una sola área, en este caso se piensa de afuera hacia adentro.
Tercer Mandamiento: Respaldo
Toda iniciativa e idea debe estar respaldada. Hombres que realizan ataque interior de incendios deben tener un equipo de respaldo para apoyarlos con mangueras para asumir nuevas posiciones ofensivas. Hombres en el interior deben tener afuera equipos listos para ingresar inmediatamente y sin demora alguna en su búsqueda, auxilio y rescate. Unidades de agua deben tener más unidades respaldando el abastecimiento. Un camión escalera debe estar dispuesto para apoyar maniobras menores. Camiones escaleras deben tener de respaldo varios vehículos con tanques de aire o de recarga de aire comprimido (Rescate y ventilación son las tareas esenciales que deben llevar adelante los hombres que sirven en camiones de escaleras). Una manguera de 1 ½” debe suscitar el armado de otra manguera de 2 ½” y esta seguida por monitores que dispongan de chorros maestros. La operación debe ser entendida a nivel escalar ascendente y al finalizar debe desarmarse la operación de lo grande a lo pequeño, sin que ello signifique eliminar los "respaldos". Culminada una operación no pueden despacharse los camiones de escalera cuando todavia hay hombres en el interior removiendo escombros. Un colapso de techo, paredes o el reavivamiento súbito del fuego dejaría a los hombres indefensos.
Cuarto Mandamiento: Seguridad
Siempre disponga la respuesta de una ambulancia, así sea en el proceso de investigación en la etapa inicial en el momento que responde la primera unidad, cuando no hay señales de una emergencia real y es necesario explorar interiormente en una estructura. Si el incidente es confirmado disponga de dos unidades ambulancia como mínimo; Una para labor estacionaria y la segunda para trasladar lesionados. Según el incidente sea mayor, las unidades médicas y ambulancias deben incrementarse hasta disponer de un hospital de campaña o más de uno dependiendo del tamaño y complejidad del incidente. Debe estar claro que no se da un paso adelante si no se sabe dar tres hacia tras. Un bombero muerto significa que la organización no está lista para su trabajo. Un herido significa que falta entrenamiento.
Quinto Mandamiento: Potencia
Hablar y organizarse sirve de poco si no se cuenta con potencia para actuar. Piense tres veces antes de involucrar recursos en la zona tibia y caliente, pero cuando la decisión sea tomada sea agresivo. Actúe con decisión, rapidez y arrojo aún cuando sea para llevar adelante una maniobra defensiva. Prefiera los chorros maestros, los pequeños denotan perdida de entrenamiento y confianza de los hombres, incapacidad de gerenciar recursos importantes por parte de los oficiales. Servicios de emergencias que disponen de mangueras de poco caudal no cumplen su misión, solo llenan las apariencias. Si sabe que le faltará agua tenga un plan claro que le permita solventar esa situación.
Sexto Mandamiento: Ojos y Oídos
Debe conocer con absoluta certeza lo que ocurre en las zonas caliente, tibia y fría. Lleve registros, si el incidente es complejo, tenga un Staff que ayude al Comandante de Incidencias. Disponga de sus oficiales para que actúen en cada sector necesario. Los hombres en el interior deben trabajar con al menos dos radios, reportar su ubicación, cualquier cambio de su locación y modificaciones en la estructura, comportamiento del humo y evolución del fuego. Lo ideal es que todo equipo tenga contacto visual y este quede encadenado dentro del sector caliente, enlazado visualmente con el tibio y frío. Esto significa que en el interior de una estructura con fuego donde hay varios equipos estos pueden verse los unos a los otros, apoyándose mutuamente es lo mejor y deseable. Lo mandatario es que al menos uno de esos equipos sea monitoreado visualmente no solo por su oficial respectivo sino por otro oficial en la zona tibia y este de la zona tibia, a su vez desde la zona fría por otro oficial. Construya una cadena de contactos de adentro hacia fuera. Aumenta la seguridad y hace más eficiente la respuesta.
Séptimo Mandamiento: No Hay Verdades Absolutas
Recuerda que nunca tendrás toda la información ni que todos los datos recibidos son confiables, al contrario la información pasa de ser incompleta, ambigua y contradictoria. Toma decisiones sabiendo que pueden surgir sorpresas y el peor escenario posible puede ser una realidad a la que debes enfrentar. No des nada por hecho, todo es posible en una emergencia, es necesario anticiparse. Por ello al seguir el Tercer Mandamiento estas asegurando la vida de tus hombres, pero al seguir el Séptimo garantizas que la cadena de comando y la autoridad no se pierda ante un juicio de incompetencia o una situación que haga que se pierda la confianza que te tienen tus hombres.
Octavo Mandamiento: Explorar, Investigar y Reconocimiento de Zonas Peligrosas
La unidad mínima para explorar un área debe disponer de siete hombres, entre ellos un oficial. El equipo mínimo es 90 metros de mangueras de 2 ½”, dos pitones de caudal graduable, 100 metros en sogas, siete arneses de rescate vertical colocados previamente, siete relojes de pulsera, siete linternas, una calculadora, una tabla de conversiones, un manual de productos químicos con números de Naciones Unidas, una cizalla, dos rollos de cinta adhesiva para sellar herméticamente (reparar provisionalmente daños en la escena a mangueras de máscara SCBA. botas, etc.) , tres juegos de llaves ajustadoras de mangueras, siete PASS, dos radios de comunicaciones, siete SCBA, nueve botellas de aire en total, dos son repuestos, dos extintores de agua presurizada, dos hachas, dos halligan, dos vicheros.
Noveno Mandamiento: Piense 60 Minutos Adelante
Si es un fuego incipiente, piensa como habrá crecido en 30 minutos y asegura que la ayuda que solicitas en el minuto “1” sea como si se tratará del minuto 60 del desarrollo del fuego, eso te garantizará estar adelante de la situación. Esto significa que debemos proyectarnos en el momento de evaluar un incidente aunque signifique que antes de arribar la ayuda solicitada el fuego pueda ser extinguido, si ello pasa solo cancela la solicitud de ayuda y las unidades regresaran sin haber arribado, pero si eso no ocurre tener a toda la caballería garantiza un rápido control. Si se piensa al revés, tu alma se llenará de arrepentimiento y tu rostro de lágrimas.
Décimo Mandamiento: Recompensas
Revisa todo incidente. Exalta en público a los hombres que ejecutaron su trabajo con prontitud y destreza. Reconoce por escrito las ideas e iniciativas que durante el incidente te ayudaron para que el Comando fuera mejor y la seguridad de tus hombres y ciudadanos no sufra perdidas. Premia a los que demostraron valor en escena y heroísmo en el rescate de vidas. Asciende a los que están listos para mayores responsabilidades. Re-entrena a los hombres que fallaron al ejecutar su trabajo, pero al enviarlos a la Academia se cuidadoso de no herir sus sentimientos, ni que sean sujetos de burla por sus compañeros, no deben perder su autoconfianza. Despide del trabajo a los que han cometido el mismo error tres veces.
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