Sunday, May 2, 2010

La Salida de Piperis

José Musse

Son muchos los bomberos que bregan arduamente por fortalecer el Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú (CGBVP). En su mayoría son jóvenes y no tan jóvenes que conservan un idealismo profundo.

Este grupo mayor es compuesto por dos subgrupos. “Los negacionistas”, que no creen que las cosas están tan mal en la institución y prefieren las cosas despacio, en silencio. La mala publicidad los irrita, están convencidos que las cosas se deben arreglar en casa.

El otro subgrupo; “los ya viene” es de bomberos que en su idealismo creen que la mejora vendrá con la nueva generación. Su solución es agregar mas sangre fresca, e idealista.

En contrapartida hay otro grupo de bomberos más siniestro, de apetito voraz. Este grupo es igualmente compuesto por dos subgrupos. Las “pirañas” y “los otorongos”. A las pirañas no les importa la institución, tan solo aparentan que les importa, llevan el discurso bonito. En eso no se diferencian de los otorongos. La diferencia de las pirañas es que superan en numero a los otorongos. Las pirañas quieren sacar provecho de la institución, se sirven en detalles. Roban combustible, disfrutan de la TV, agua caliente, Internet. Si ven algo que pueden tomar, lo toman. Usan el uniforme y el cargo para mejorar su estilo de vida. Viajes, gastos pagados, personal a su servicio, etc.

Como individuos no hacen mayor daño, como grupo, como cardumen; las pirañas causan tremendo daño al CGBVP y al país. No porque se organicen intencionalmente sino por su efecto en masa. Muchos haciendo pequeños daños simultáneamente.

Los otorongos, están en la cumbre, son depredadores cazadores, asesinos, que no sienten ningún remordimiento ni parecen tomar conciencia de sus actos. Necesitan el poder, codiciosos. Persiguen las “comisiones” de ventas y otros favores. Ambicionan grandes cargos; no para servir, sino para dominar la presa. El enriquecimiento es el único objetivo.

Los otorongos usan a las pirañas para el trabajo sucio, las usan par darles pequeños cargos y estos al hacer de las suyas, tienen ocupado y congestionado al sistema. Así, las pirañas en su torpeza distraen para que los otorongos salgan tranquilos de cacería. El plan de batalla es perfecto, el campo dispuesto. La sociedad peruana esta indefensa. En ese hábitat los que podrían hacer algo, los bomberos idealistas estén ocupados: Soñando sobre como quisieran fueran las cosas, negando la realidad y atacando a mensajeros de malas noticias. No haciendo nada.

Sin embargo, la lectura sin retórica es que el otorongo come otorongo. Hay detalles que no se pueden confirmar todavía sobre la caída de Piperis Caravasi. Hay quienes creen que lo mismo que se le hizo a Zúñiga se ha repetido, otro otorongo lo destronó, creemos saber quien. Nuevamente, Piperis resulto ser su peor enemigo.

Piperis, alguna vez llamado “La gran esperanza del Callao” –terrible lección para los ideólogos de las nueva generaciones y quienes creen que gente de provincia hará las cosas diferentes, ha demostrado su fracaso teórico-

Pasó lo que tenia que pasar. Piperis nunca luchó por sanear la institución. No hizo una gestión terrible, fue por el contario popular y querido. Pero tenia las manos sucias según la justicia y quizá por ello se explica la razón por la cual no hizo todo el bien que pudo. Los otorongos necesitan de las pirañas.

Piperis, perdió su tiempo en chismes y en rivalidades personales. No creó un buen equipo de trabajo para llevar a la institución al siguiente nivel. Tuvo aciertos, pero fue un gran desengaño a la larga. No hizo nada por democratizar el CGBVP, pudo trabajar realmente por acabar con esos inútiles nuevos títulos, que todos saben servían al propósito de mantener los otorongos en su cima.

Al final ¿Cual es el legado de Piperis? Esa es la pregunta que debe torturar al despedido comandante general en estos días y que debe responderse el mismo. 44 años de carrera, ¿para esto?

Grandes esperanzas, traen grandes decepciones.

Su nombre esta dañado irreparablemente en forma publica y notoria. No hay nada que se pueda hacer para reponer el daño. Peor sus hijos, oficiales de bomberos, deben vivir bajo ese estigma de hoy en adelante.

La moraleja es que el CGBVP ha tenido jefes realmente malos, con mente enfermiza, criminal. Piperis no pertenece a esa categoría. Fue un hombre bueno que hizo cosas malas, terribles sí, pero nada si lo comparamos con su sucesores y los aspirantes a su cargo. Me refiero en especial al “sobrinísimo”.

Al leer el libro “Las 48 Leyes del Poder” de Robert Greene, y sabiendo lo popular que es Macchiavello entre los bomberos peruanos, no me cansaré en advertirles que se han equivocado de filosofía. Greene ignora la inteligencia de la persona común y da por sentado que es fácil manipularle. Greene, no apuesta por el cambio autentico sino por las apariencias y el mejor ejemplo es que Piperis terminó hundido.

Nuevamente, la vida da duras lecciones. Si vives con otorongos debes esperar una mordida o al meno un zarpazo. Piperis convivió con ellos, lo quiso así, compartió con ellos y fue devorado por ellos. Cuando un vampiro muerde a un humano saludable lo muta arrastrándolo al inframundo, eso lo saben todos. Piperis no ha sido el primer caso ni será el único.

Ognio, y su arrogancia terminó en una enfermedad que lo alejó del cargo que tanto ambicionó por años. La vida le empieza a pasar factura a varios. Después de todo la vida es como la tratamos. Veremos cual es el episodio final de Tulio Nicolini.

(*): Site del autor: www.josemusse.com

E-mail: jmusse@desastres.org