Saturday, May 29, 2010

Busco Barbero

José Musse

Sábado, 29 de mayo de 2010

Me resulta cada vez más difícil encontrar barbero. En mi vecindario, cerró uno a cuatro calles de mi casa. Nunca volvió abrir cerca, en el lugar establecieron una bodega que hasta ahora prospera. Su socio abrió a seis calles un nuevo establecimiento, pero lo que él inauguró fue un centro unisex. Cuento cerca de 8 establecimientos de ese tipo en la avenida Faucett con Colonial en el Callao que vivo, ningún barbero a la vista, el que había cerró hace unas semanas.

Debo confesar que no me resulta fácil ir a una peluquería unisex y no sé la razón de tanta incomodidad. No soy ciertamente anti gay. En Perú estos negocios son conocidos centros de empleos para la comunidad gay. Debo decir que como no siempre encuentro barbero en las ciudades que vivo, termino resignado en un centro unisex. ¿No deberían llamarse bisex? Porque atienden a ambos sexos.

En Madrid había una peluquera en Villaverde Bajo, muy cerca de la Estación de Cercanías, propietaria de su propio unisex que me cortaba el cabello con tanta suavidad que era un masaje relajante, además como amante de música instrumental tenia una excelente colección que sabia combinar con la delicadeza de sus manos. No era muy guapa, pero daban ganas de enamorarla. Igual, cuando encontré un barbero en Canillejas, al otro extremo de Madrid, no dude en dejarla.

En New York debo hacer cita de una semana o dos antes de cortarme el cabello, me parece excesivo, y eso que no hablo de Manhattan.

Me tardó un tiempo localizar un barbero en Howard Beach, pero lo encontré. Este era ruso, nos entendíamos a duras penas. Le hablaba en ingles, el me intentaba hablar en español.

Será que hacer citas para cortarme el cabello no me asienta, me sabe ridículo, incomodo. ¿Será un problema cultural?, de niño iba con mi padre cuando nos apetecía y acomodaba.

No me hago tintes, afeito o tengo alguna especial petición. No soy varón que se hace colita, moño o corte que parece tatuaje con todos los dibujos y estilos que se incluyen. Mi corte es un simple corte 3, que toma 12 minutos empezar y terminar. Me gusta el fuerte olor de alcohol al finalizar la sesión. Sentarme en esas sillas clásicas cromadas y de cuero rojizo que ya no se encuentran con facilidad. Donde el barbero saca una navaja que repasa en una larga lengüeta de cuero al lado del sillón y luego la posa sobre nuestra garganta y es cuando nos preguntamos si nos degollará. Es emocionante saber si fallará y sangraremos. Es el barbero un Freddy Kruger en ese instante.

¿Ha notado que nunca ha habido un asesino en serie que sea peluquero?

Los centros unisex carecen de toda esta parafernalia y emoción clásica. Son planos, modernos, afeminados.

Creo que en alguna parte de mi mente, probablemente me siento vulnerable en un centro unisex al exponer mi vanidad alrededor de otras mujeres o quizá mi mente me juega trucos diciéndome que esta es una actividad de machos, un santuario que esta desapareciendo día a día sin que a nadie le importe.

Puede ser que no acepte que un hombre sea vanidoso y este hablando de pintarse el pelo, hacerse aretes, piercing, teñirse las canas, etc. No, yo no pienso pintarme mis canas, me siento orgulloso de ellas.

En esta vida hay problemas realmente serios, este no es uno de ellos. Pero una ciudad sin el cilindro con líneas en espiral rojo y blanco o rojo y azul dando vuelta, que simboliza a los barberos trabajando, es como la luz de un taxi encendida, es la vida de la ciudad. Son nuestros clásicos fuera de la pantalla, no deberíamos perderlos.

Bueno, como decía antes, necesito encontrar un barbero nuevo.

jmusse@desastres.org