Friday, May 27, 2011

Obama y el Voto Latino

José Musse

El presidente Barak Obama está corriendo tras los votos latinos, los que todo analista político reconoce lo llevaron a la Casa Blanca en el 2008. Es curioso que con tal poder los hispanos no hayan podido hacer nada para que las mas virulentas campañas contra los inmigrantes latinoamericanos disminuyan.

Durante la campaña presidencial pasada, entre los latinos era frecuente escuchar que la única esperanza de que las deportaciones se detengan sería votar por los demócratas, que como en la era Clinton, las deportaciones cesaron o disminuyeron, no como con los republicanos. Ciertamente, la percepción es muy diferente hoy en día. Las deportaciones han aumentado, dejando las políticas republicanas en tibias redadas.

Hay mucho mas detrás de la inmigración latina. Un presidente que lucha contra una alta tasa de desempleo se siente atado para legalizar a mas ciudadanos que competirán por mas empleos, que ciertamente no existen. Deportarlos es la mejor forma que encuentran de crear algunos empleos extras.

Desde 1970, cuando la administración Nixon introdujo el termino "Latino" por primera vez, hasta ahora esto parece haberse convertido en una lucha férrea del establishment que esta viendo transformarse su país.

Actualmente quien habla español junto con el inglés tiene mayores oportunidades laborales. En muchos casos saber español es una exigencia, mientras que hay muchos empleos en donde el no saber ingles no es impedimento para ser empleado.

Los latinos son una fuerza como la de un tsunami; Ocupan empleos, viviendas, escuelas, trabajos. La Salsa, el Merengue, la Samba y sus cantantes han impactado en la sociedad norteamericana en los últimos 25 años. Los tacos, burritos y empanadas han ocupado avenidas y ciudades. Por último Hollywood, esta viendo mas actores y actrices del mundo hispano parlante, donde ya no parece ser un inconveniente tener un fuerte acento como el de Antonio Banderas o Sofía Vergara.

Muerto Bin Laden, el presidente norteamericano fue hasta Arizona. Un emblemático Estado donde las políticas contra inmigrantes son particularmente duras y llamó desde ahí por una reforma migratoria, en lo que ha sido el uso político del asesinato del terrorista y un intento por manipular electoralmente a la población latina desinformada.

Otra seria la historia si cuando teniendo la mayoría en el Senado, el presidente hubiera presionado por aprobar el Dream Act (Development, Relief and Education for Alien Minors), la iniciativa legislativa que pretende proveer residencia legal a los estudiantes graduados de la secundaria que no teniendo problemas de conducta o moral llegaron a los Estados Unidos legal o ilegalmente siendo menores.

Un drama que se estima alcanza entre 825 mil y los 2.1 millones de jóvenes, que terminando su secundaria se ven marginados para buscar empleo o seguir estudios superiores. Ellos no tuvieron ningún poder para decidir si vivir o no vivir en los Estados Unidos. De ser deportados, son expulsados a un país que desconocen, con el que probablemente no tengan nexos o familias y hasta hablar o escribir en español sería un reto para ellos.

Pero Barak Obama no hizo nada para empujar tal iniciativa que colapsó el 8 de diciembre del 2010 al no alcanzar los 60 votos. Muy a pesar de los estudios de la Oficina de Presupuesto del Congreso y del Comité de Impuestos, que estimaban que entre los beneficios por aprobar el Dream Act seria la reducción del déficit en 1.4 billones en los próximos 9 años.

Un estudio independiente de la UCLA (University of California, Los Angeles) afirma que los ingresos en impuestos se incrementarían entre 1.4 y 3.6 trillones de dólares en un periodo de 40 años, de aprobarse el Dream Act.

Esto evidencia que el tema de la inmigración esta politizada y no esta siendo abordada seriamente como debería. Después de todo este es un tema técnico.

Según el último censo, el 16.3% de la población de los Estados Unidos es hispana, estimada en unos 50.5 millones.

Sorprende que semejante grupo no cuente con un fuerte liderazgo y una agenda política propia que vea por la mejoría de su calidad de vida, como sí ha ocurrido con los afroamericanos. Es triste que los latinos se vean divididos por una partidocracia que solo se acuerda de ellos en cada proceso electoral.

La fiesta electoral ha comenzado. Escucharan los latinos elogios sobre su carácter emprendedor, por su contribución al país en ciencia, cultura, empleo, servicio militar pero al final del festejo, probablemente le botaran del local a empeñones.