José Musse
Las noticias dan cuenta que el presidente del Parlament, Ernest Benach, ha elogiado hoy la labor de los bomberos de la Generalitat en el incendio de Horta de Sant Joan, en el que perdieron la vida cinco bomberos, exaltando que solo se ha quemado un 2% de la superficie del parque natural dels Ports de Beseit.
Hubiera sido mucho mejor oír decir que ninguna vida se perdió aunque se haya quemado el 99% de la superficie. Pero ese es el enfoque errado que muchos tienen algunas veces, la de salvar lo insalvable.
En mis años como Jefe de bomberos de un consorcio ruso, americano y canadiense con sede en Virginia, que usaba el más grande avión bombardero de agua para incendios forestales aprendí una de las lecciones más importantes de la escuela rusa contra incendios; La de ablandar la zona antes de enviar recursos terrestres a zonas peligrosas.
Esta estrategia no es más que una traducción de la teoría militar de primero bombardear las baterías y puestos enemigos reforzados antes de enviar a nuestra infantería. Si no se ejecuta este primer paso estamos enviando a nuestros hombres a una carnicería. Así fue el primer día de la batalla del Somme de 1916. Los ingleses creyeron que los soldados alemanes estaban casi aniquilados luego de un intenso bombardeo a las posiciones germanas atrincheradas cuando decidieron enviar a sus tropas.
Lo que no sabían los británicos era que los alemanes habían convertido sus trincheras en verdaderos refugios blindados y cuando el bombardeo acabó y los soldados ingleses caminaron hacia las posiciones alemanas, estos los aguardaban para barrerlos con las ametralladoras. Usando helicópteros o pequeños aviones Canadair (de los muchos que usa la flota española) en realidad no son de mucha utilidad.
Poco efecto imprime en el fuego y obliga a intensificar la labor terrestre poniendo en peligro a los bomberos. Es como si en la guerra a falta de aviones bombarderos, misiles y cañones intensificáramos el trabajo terrestre, convocando más soldados e incrementando las operaciones de campo. Solo para que el enemigo que sí cuenta con aviones, misiles y cañones, los barra.
Tal como esta armada la Europa Occidental la batalla contra el fuego esta perdida. Mientras no se usen gigantes aviones bombarderos de agua nada cambiará.
Seguiremos escuchando de tragedias como la de Guadalajara y ahora la de Horta. La tendencia es clara. El Ilyushin-76TD que descarga once mil galones de agua y retardante (41.635 litros) El DC-10 Tanker conocido como el 910 y que está recién certificado por el Servicio Forestal, descarga 12 mil galones de agua y retardante (45.420 litros) y el último en entrar en escena, el Supertanker de Evergreen, el Boeing 747 que descarga 20 mil galones de agua (75.700 litros).
Comparemos con la flota europea y cuando digo europea exonero a la Federación Rusa del bufo. ¿100, 250, 500, 1400 y 1600 galones de agua?
En aviones y helicópteros, absurdo. Con un poder contra incendio tan pequeño mejor es intensificar las labores defensivas como acelerar la evacuación de poblados y trabajar con bomberos forestales a grandes distancia del fuego, para que la flota aérea solo sirva de cobertura de seguridad.
Simples matemáticas.
Imaginemos un escenario hipotético en el que trabajan 10 helicópteros, cada uno llevando 250 galones de agua (946 litros) lo que sumarian 2.500 galones de agua y retardante (9.462.5 litros) y simultáneamente unos 10 aviones Canadair CL-415 con 1.600 galones cada uno (6.056 litros), lo que sumarían 16 mil galones (60.560 litros). La sumatoria en una ronda de descarga de toda la flota es apenas de 18.500 galones (70.022 litros).
Contra lo que uno solo de estos gigantes bombarderos harían en uno o dos viajes. Por promedio diría que 4 rondas de ataque por hora seria lo ideal para estos gigantes aviones bomberos, aunque algunas veces se consiguen tan solo 3. Depende de que bien afinada este la operación de soporte en tierra. Solo estimando la capacidad de ataque contra incendio del menor de los tres gigantes aviones bomberos, el Ilyushin-76TD; a tres rondas por hora, en ocho horas descargaría unos 264.000 galones de agua y retardante (999.240 litros).
Humedeciendo 10 hectáreas cuadradas en cada ronda podemos considerar que empaparía unas 240 hectáreas cuadradas por día. No digo que helicópteros o aviones de menor capacidad no sean de utilidad, pero en este nuevo escenario estratégico cumplen misiones de soporte, cediendo todo el peso protagónico del combate a los gigantes bombarderos de agua, para que los bomberos en tierra tengan un papel de contención, pero más seguro, pues el rol primordial lo cumple el poder aéreo, que luego de bombardear y casi aniquilar el fuego o los focos principales, permite a los quipos terrestres asegurar la extinción en forma segura.
(*): Site del autor: www.josemusse.com
E-mail: jmusse@desastres.org