Friday, January 1, 2021

Se trabaja muy duro



Se trabaja muy duro en guardar las apariencias, tapar cada falla de la organización, justificar los errores que se repiten una y otra vez. Se trabaja muy duro en justificar lo injustificable. Se trabaja muy duro tapando el sol con un dedo. Se trabaja muy duro atacando las críticas y evitando que la verdad se propague. Se trabaja muy duro soportando bomberos de baja calidad que crean infinidad de problemas. Se trabaja muy duro en soportar bomberos corruptos que roban, saquean, quitan esperanza y nos dejan sin buenos equipos. Se trabaja duro haciendo creer que sabemos lo que estamos haciendo cuando en realidad estamos más cerca del analfabetismo. Se trabaja muy duro tragando saliva y sabiendo que se hicieron mal cosas y por ello gente inocente pagará las consecuencias.

Se trabaja muy duro entrenando, creando manuales y procedimientos para seguir. Se trabaja muy duro en fijar metas y estándares de progreso. Se trabaja muy duro en cultivar, formar y promover excelentes equipos de bomberos. Se trabaja muy duro seleccionando a los futuros salvadores de vida. Se trabaja muy duro construyendo un futuro mejor. Se trabaja muy duro escuchando y atendiendo la crítica.

Ambos trabajan duro.

Escoja cuidadosamente el trabajo duro que hará.
José Musse
New York

Conocimientos, manuales, reglas, entrenamiento y procedimientos

Conocimientos, manuales, reglas, entrenamiento y procedimientos. ¿Qué hace a un bombero grande? Conocimientos, manuales, reglas, entrenamiento y procedimientos. Hay dos importantes diferencias entre conocimiento y entrenamiento. Una cosa es saber, otra saber utilizar esos conocimientos, especialmente como labor de equipo, donde todos deben integrarse en una sola fuerza. Entrenamiento bajo manuales de procedimientos nos garantiza que todos saben lo que tienen que saber en el momento de la actuación. Un equipo donde unos saben más y otros menos es peligroso si están en el mismo nivel jerárquico. Nunca me he encontrado con un bombero estadounidense que discuta el valor de tener manuales de procedimientos. Toda su eficacia, productividad y posibilidad de sobrevivir está basado en esto. Una sociedad post industrial tiene protocolos de actuación en su ADN. Que el servicio de policía y bomberos está formado por veteranos de las fuerzas armadas que han visto acción donde la vida y muerte depende de actuar correctamente, los hace entendedores del valor de un comando unificado, bien identificado y de seguir protocolos que aseguran eficiencia y su propia seguridad. El bombero latinoamericano es lo opuesto. Cuando uno les habla de procedimientos te responde que estas limitando su actuación, que no los necesita. Que se está constriñendo su trabajo, limitando su actuación, que las cosas no funcionan así, que una cosa es la teoría y otra la realidad.

El bomberos tercermundista es el único que ve problemas entre lo escrito y lo aplicable. Esencialmente por la pobreza de conocimiento y entrenamiento. He visto incendios tan voraces y peligrosos siendo controlado en segundos por un solo bombero neoyorquino, algo que menos peligroso, denso y dramático tomaría unos doscientos bomberos peruanos y que al final dejaría todo reducido a cenizas y escombros. No miento, ni exagero, lo he visto una, dos, demasiadas veces.

Uno cree y sigue en procedimientos, el otro no. Por cierto, el caudal y presión de la mayoría de hidrantes en la ciudad de New York es idéntico al de Lima. En las películas se ven esos choques de vehículos contra hidrantes que terminan en gigantescas piletas. Eso es lo que es, películas. Que diferencia tiene un vehículo y equipo de bombero de Lima con el de la ciudad de rascacielos, más allá de marcas y colores, ninguno.

El bombero que sigue protocolos puede revisar su trabajo, criticarlo y mejorarlo. El que trabaja sin protocolos solo colectara opiniones que podrán o no servirle, pero que difícilmente podrán servir a todo el colectivo. Un manual de procedimiento en emergencias crea esa plataforma desde donde toda mejora es posible.

La diferencia es el recurso humano. La calidad del bombero es baja, pobre si es que no existen medidas para evaluar su eficacia y productividad. La del peruano ni que decir, en el 2010 la cúpula bomberil se lleno de gangsters a tal punto que ninguno podía ocupar cargos estatales. Con oficiales así, quién podría esperar bomberos de calidad sirviendo en los cuarteles.

Cuando New York enfrentó una reducción de presupuesto los bomberos fueron afectados. Sabemos que el tiempo de arribo de las respuestas a emergencias médicas aumentó un 15%, ¿cómo lo sabemos? porque había indicadores que medir y comparar. Si no existen medidas no sabemos qué tan bien y qué tan mal lo hacemos. La ausencia de medidores son generalmente muestra de mediocridad.

El tema es simple. El bombero estadounidense tiene que tener dos años de estudios universitarios como mínimo y generalmente favorece a los veteranos de las FF.AA. hablo de los servicios profesionales de bomberos, los voluntarios en este país están para pequeños poblados.

Décadas de desnutrición en la niñez ha afectado la capacidad intelectual de los sudamericanos, lo que impacta cada rincón de la sociedad, incluyendo los bomberos. Esto es capacidad de entendimiento, además las relajadas prácticas de admisión empeoran la situación. Bomberos con problemas de inteligencia aunque tengan gran corazón y voluntad, no dejan de ser estúpidos y terminan argumentando que teoría y realidad no pueden casarse porque en su mente él no ha podido resolver temas complejos de la respuesta a emergencia y cuando las cosas se ponen difíciles los nervios lo controlan y un procedimiento a seguir es imposible porque no puede tener la cabeza fría. No ha tenido el adecuado entrenamiento ni manuales de procedimientos que lo guíen.

¿Cuál es la solución? En una sociedad donde la desnutrición es endémica y la inteligencia es difícil de conseguir, más que nunca nos queda construir servicios de emergencia atractivos. Disciplina y sistemas justo de ascensos y promociones atraerá siempre a más personas. Lo que es más importante, personas de calidad.

Un servicio que sea honesto con el bombero y su ciudad siempre atraerá mejor calidad de gente. No somos el mejor servicio de emergencias, pero aspiramos a ser los mejores de nuestra comunidad en 10 años.

Esto crea un sentido real que invita a contribuir y mejorar. Por el contrario un servicio de emergencia tonto que se auto promueva como el mejor sin serlo, creara problemas entre su propia gente.

José Musse New York.

Sin Vacunas

Desde que fundé esta revista en 1997 hice una de mis misiones no solo entrenar y elevar a los bomberos latinoamericanos sino que fue advertir que la corrupción cuesta vidas, que la corrupción está truncando el futuro del país. Que aceptar sobornos o enriquecerse ilegalmente al comprar equipo de bomberos es un acto de traición a la patria.

Poco me tardó en descubrir que los bomberos peruanos no solo defendían los actos de corrupción de sus superiores, sino que atacaban virulentamente no solo mis denuncias sino la de todo aquel que advertía el caos que se veía venir. Bomberos que conocía muy bien se convirtieron en mis mayores difamadores, argumentando y afirmando cosas que sabían ellos muy bien eran falsas. Así fue pasando por años, hasta que en el 2010 el Cuerpo de Bomberos del Perú quedó acéfalo.

Todo oficial calificado para asumir la comandancia general tenía sentencias de corrupción en el poder judicial y por tanto inhabilitados de asumir puestos en el estado peruano. El caos fue tan grande que alguien que no fue bombero debió asumir la comandancia general. Alguien que desconocía de técnica bomberil era el jefe supremo.

A este punto era claro que los bomberos peruanos habían trabajado denodadamente para mandar a la mierda a la institución que decían amaban.

Habían dos tipos de bomberos, los que sabían que estaban mal pero trabajaban porque les convenía por la posición que aspiraban o mantenían y no querían tener problemas con el status quo y el otro género, el que no decía nada porque con ellos no era. Cómplices por omisión en cualquier sistema judicial. En otras palabras, la plana bomberil era de ladrones o eran cobardes.

Ese mal que ocurría en la institución bomberil fue pasando en otras organizaciones del país. El Perú estaba enfermo y a sus ciudadanos no les importaba. En menos de cuatro años el país ha tenido cuatro presidentes, uno de ellos duró menos de una semana. Todos acusados o denunciados por graves casos de corrupción. Ex presidentes en la cárcel o perseguidos por la justicia, uno se suicidó cuando iba a ser arrestado, Alan Garcia prefirió disparar a sus sesos antes que ir a la cárcel.

Hoy en plena pandemia, cuando Estados Unidos de América ha vacunado a un millón de personas en una semana y ha comprometido 200 millones de vacunas de Pfizer y Moderna, el Perú no ha contratado ninguna, los ex gobernantes se culpan unos a otros, ninguno lo hizo. El país a la deriva.

El peruano muere y morirá en grandes números por esta ausencia de vacuna, en algunos casos será porque ellos mismos se hicieron matar, aplaudiendo gobernantes corruptos y en otros casos porque no tuvieron la visión de entender lo mortífera que es la corrupción generalizada.

José Musse New York, USA.

Cuando uno quiere ser mejor, pero los otros no

Hay muchos bomberos apasionados, que tienen el auto entrenamiento como filosofía de vida. Quieren hacer mejor las cosas. Desafortunadamente una inmensa mayoría de bomberos sudamericanos no tardan en darse cuenta que sus colegas, aquellos que visten el mismo uniforme no comparten esa misma filosofía ni estilo de vida.

¿Qué se puede hacer? No mucho. Creo en promover el cambio con el ejemplo, empezando con uno mismo. Si quiere bomberos mejor entrenados empiece consigo mismo e invite a otros hacer lo mismo, uniéndose, compartiendo literatura, videos. Creando grupos de estudio y prácticas. Creé uno que me dio muchas alegrías y fue la base de aprendizaje y mejora.

Si eso no funciona, debe preguntarse uno mismo las razones por las que desea ser parte de un servicio mediocre. En mi caso, entendiendo que la mediocridad era el estándar que me rodeaba y queriendo más de la vida, decidí irme del Cuerpo de Bomberos.

Uno es lo que lo rodea. Nos alimentamos no solo de comida, sino de conversaciones, actitudes, personalidades. Debemos ser cuidadosos y selectivos de lo que leemos, escuchamos y de las personas con las que compartimos el tiempo. Nunca me ha temblado la mano para alejarme o alejar gente de mi vida.

Lo deje estampado como la Reglas 32 de Bomberos “Una organización inepta, corrupta y perezosa puede ser la cuna de un gran bombero pero nunca su casa” Llega un momento en que es mejor irse, de lo contrario uno, con su presencia avala situaciones cuestionables. Si se es oficial la situación es peor. Se es responsable si o si.

Hay bomberos tan incompetentes que son un peligro para la sociedad y para ellos mismos. Uno puede hablarles, aconsejarles pero si no cambian no hay mucho que hacer. No se puede trabajar con ellos, no se puede contar en ellos, pueden poner la vida de uno en peligro, así que tampoco uno puede dar el cien por ciento en la respuesta a emergencias, porque se está solo.

He conocido personas que no eran muy brillantes, probablemente nunca debieron ser admitidos en el servicio de emergencia. Cuatro se accidentaron, uno era de la defensa civil y en un ejercicio de sogas se precipitó a su muerte, otros tres eran bomberos. Murieron bajo circunstancias que no debieron pasar. Triste, pero no se puede hacer mucho cuando la organización acepta a cualquiera, no selecciona con cuidado y no entrena bien.

Puedo ayudar a entrenar al que quiere mejorar, pero el perezoso que no quiere hacer nada y que está convencido que su presencia es un regalo de Dios, no. Si se accidenta es su responsabilidad y de la institución que lo admitió, si fallece en un accidente es su responsabilidad y de los responsables de la institución que lo admitieron y mantuvo en actividad.