Thursday, June 19, 2014
Tácticas en Combate de Incendios, José Musse
Comencé a dictar el curso de “Tácticas en Combate de Incendios” en 1989, usando el modelo que había creado el Jefe de Bomberos Lloyd Layman de quien siento recibí las primeras clases inspiradoras. Luego de 18 años han sido varios los cambios, innovaciones y ejercicios que he ido introduciendo al curso, pero siempre fueron cambios menores.
Sin embargo, para cuando desarrollé el Taller “La Mente del Estratega en la Respuesta a Incidentes” los cambios fueron sustanciales. Primero porque éste buscaba ser un curso internacional que incluyera conocimientos de operaciones en edificios de muy variados códigos de construcción, donde existen estructuras que bajo completa exposición al fuego durante 5 minutos podían colapsar. En otra clasificación de construcción la regla de 20 minutos era fundamental para empezar a considerar seriamente remover a los equipos que trabajaban interiormente. Esta fue una regla muy aceptada y difundida donde existía este tipo de edificio de construcción. Era perfecto estimar los tiempos máximos porque casi coincidían con los tiempos de agotamiento de aire de los equipos de respiración autónomos o SCBA. Ahora los equipos de respiración se han modernizado y los tiempos de consumo alargado a 45 minutos, entonces las reglas de seguridad no han cambiado pero si la forma de monitorearlos.
Ahora que menciono la seguridad del bombero, un concepto importante y nuevo recogía en el Taller “La Mente del Estratega en la Respuesta a Incidentes” es que “Una buena Táctica en el Combate de Incendios garantiza que los hombres regresen a casa”
Es necesario entender, que saber desplegar los equipos en el campo de incendio, saber convocarlos, asignarles tareas, monitorear su progreso, es fundamental para la seguridad de todos.
Algunas cosas elementales no han cambiado. Hay cosas que siguen siendo buenas y valiosas de llevar acabo, como desplegar mangueras para proteger exposiciones y que los hombres entiendan que muchas veces no debe interesarnos tanto apagar el fuego y que es mejor desplegar mangueras para garantizar accesos y salidas en edificios ocupados.
Pero hay otras que aunque están sujetas a los principios inequívocos aprendidos en cientos de años de combatir incendios, llevarlas adelantes involucran sustanciales cambios.
Cuando inició mi carrera las mangueras de 1” era un referente de acción rápida, con el que mi generación aprendió a no desplegar por preferir las mangueras de 1 ½” que muchos en mi viejo servicio se resentían a usar prefiriendo la comodidad que daban los carretes de 1” que solo administraban 30 G.P.M. (113 LPM)
Hoy, las mangueras de 1 ¾ que eran la novedad hace 20 años han terminado imponiéndose. Es difícil encontrar textos modernos que hablen de mangueras de 1 ½”. Más allá, el uso de mangueras de 2 ½” se ha popularizado para ataques iniciales y muchos manuales de procedimientos la exigen en cierto tipo de incidentes como la primera de las acciones que involucren mangueras de ataque.
Básicamente los abastecimientos de autobombas con mangueras de 5” han superando las que hace unos años eran una novedad, 3” y 4”. La tendencia es requerir mayor volumen de agua en el menor tiempo posible y con menor pérdida por fricción. Esto no es solamente para el Comandante de Incidencias, es una tendencia que se extiende a otras normativas de la NFPA.
Si revisamos la NFPA 14: Standard for the Installation of Standpipe, Private Hydrants, and Hose Systems, antes de 1993 se buscaba un máximo de presión de agua en el piso más alto de 65 Lbs/pulg2 (4.5 Kg/cm2). Después de 1993 la exigencia ha crecido a 175 Lbs/pulg2 (12.3 Kg/cm2) en el piso más alto de un edificio y se exigen salidas de 2 ½”.
Una de las dificultades que tengo explicando a los que asisten a mi clase y que provienen de servicios de bomberos que no disponen de grandes fuentes de abastecimiento de agua. Es que prefieren usar pequeñas mangueras con diámetros diminutos de agua que permitan que su tanque de agua dure lo suficiente hasta que llegue la ayuda. Algunos tanques suelen ser de 1.000 galones (3.785 Litros).
El agua no es como el dinero que gana intereses en los bancos. El agua no sirve de nada manteniéndola intacta en el tanque de agua cuando enfrentamos un incendio. Es importante que el oficial que toma decisiones aprenda a diferenciar cuando un fuego de tamaño significativo puede ser aplacado rápidamente con una poderosa manguera de 2 ½” descargando 300 G.P.M. (1.135 L.P.M.) aunque ello signifique solo 3 minutos de operación y sea agotar todas nuestras reservas de agua.
Puede no extinguirse el fuego, pero si llevarlo a un punto que haga que una operación adicional interior e intensiva lo extinga por completo. Como utilizar extintores manuales. Esto podrá no ser usual de recomendar en grandes metrópolis pero un servicio rural o de un pequeño poblado podría beneficiarse.
Por otro lado, mangueras de 1 ½” o 1 ¾” desplegadas en los contornos de un área envuelta en fuego, protege exposiciones y por ende la extensión del fuego. Muchos servicios de emergencias deben entender que si no son dominados por la atención del fuego, si no caen en una visión de túnel, pueden decidir por esta maniobra defensiva que requiere de muy poca agua y que garantiza que las perdidas no sean mayores. Creo que un buen oficial debe saber cuando debe usar una u otra regla de operación en especial cuando proviene de servicios pequeños donde la ayuda es limitada a diferencia de las mega ciudades que a la solicitud de ayuda, arriba en poco la caballería con toda su rica parafernalia.
La NFPA 1410 de 1984 llamada “Ataque Inicial de Incendios” me sirvió de modelo profesional en mi temprana carrera, aun siento la nostalgia de lo que significaba aplicar 200 G.P.M. (757 L.P.M.) en un minuto de dada la orden y luego respaldar esa operación con la puesta en marcha de otros 200 G.P.M. (757 L.P.M.) Lo primero se hacía con dos mangueras de 1 1/2” que en la realidad se usaban en proteger vías para rescate o exposiciones y luego respaldadas por otra de 2 ½” manteniendo flujos al menos de 400 G.P.M. (1.514 L.P.M.) en la primera hora o que eran la línea de agua que apagaría el foco principal del fuego.
Esta norma ha cambiado radicalmente. Ahora con otro nombre que señala la tendencia de suministrar más caudal y más presión como reseñaba anteriormente. La NFPA 1410: Standard on Training for Initial Emergency Scene Operations, tiene ejercicios bastantes más complejos y con mangueras de mayor diámetro.
Apropósito de pérdidas por fricción, cuando empecé a dar clases de “Hidráulica Aplicada a la Protección Contra Incendios”. Tenia una tabla del fabricante de bombas “Hale” que decía que debía considerarse 45 Lbs/pulg2 (3.16 Kg/cm2) como pérdida de fricción en mangueras de 1 ½” que descargaban flujos de 125 G.P.M. (473 L.P.M.) 10 años después las nuevas mangueras recomendaban estimar solo 36 Lbs/pulg2 (2.5 Kg/cm2) esto sin aditivos acuosos. El rozamiento del agua se había reducido con mejor recubrimiento interior de las mangueras.
Se podría decir que el entrenamiento para responder a eventos que pueden generar un potencial backdraft no ha cambiado, aunque sutilmente habría que aclarar que con la mayor compartimentación de edificios los potenciales backdraft o sus señales pueden estar ocultos desde afuera o quedar fuera de la vista.
Las señales de color de humo, apariencia y comportamiento podrían quedar disimuladas en los edificios de grandes extensiones que sufren fuegos. Advertir a los bomberos que esto ocurre y que es mejor dar prioridad a las maniobras defensivas en situaciones complejas que no lo parecen tanto. Hacerlo es una buena alternativa para la seguridad y sobrevivencia del bombero.
Algunas cosas he puesto en revisión luego de mi conversación con el Deputy Assistant Chief John Norman del Departamento de Bomberos de New York (FDNY) ahora retirado del servicio, quien sugiere que las maniobras ofensivas si no han sido exitosas dentro de 20 minutos debemos cambiarlas por defensivas. Antes, yo recomendaba 10 minutos. Esta diferencia significativa de tiempos, me ha llevado a estudiar esta situación con mayor detenimiento. New York tiene edificios muy complejos y hasta gigantescos si los comparamos con los existentes en Buenos Aires, Lima, Caracas o Madrid.
Él hace una distinción que me resulta de lo más atrayente y es que para él, que fue Jefe de Las Operaciones Especiales del Departamento de Bomberos de New York (FDNY), hay que distinguir claramente dentro de las maniobras defensivas y ofensivas el modo de “No Atacar” que pueden resultar obvias frente a un BLEVE pero que son muy difíciles de tomar o de visualizar en otros escenarios que pueden ser iguales de destructivos y que como idea es tan seductora como el concepto opuesto de “Defender en el Lugar” que se puede escoger cuando las opciones de evacuar son casi imposibles.
¿Qué se necesita para ser un buen Oficial Táctico? Lo mismo que para ser un buen Chef. Conocer los ingredientes que dispone y conocer sobre química de la cocción que será lo que le ayudará hacer un plato de gran sabor. La clave está en cuándo hacer cada cosa en su exacto momento y por el tiempo necesario. Igualmente, el Comandante de Incidencias debe saber cuándo, cómo, por qué, para qué y durante cuánto tiempo debe hacer cada cosa. Ello puede tardar tiempo, requerir mucha disciplina personal y mucha entrega profesional.