Sunday, November 4, 2012
Bomberos aburridos y monotemáticos - Jose Musse
Hace poco un bombero hizo un comentario publico, quejándose de lo aburrido que eran algunos bomberos, que solo sabían hablar de incendios y emergencias. Lo que me hizo recordar, que cuando decidí dejar de asistir a mi unidad bomberil, descubrí que mi vida carecía de riqueza, variedad y lo que es peor, mi conversación se había vuelto muy limitada, por lo que para remediarlo, comencé tomando varios cursos de arte.
Leer, conocer, aprender, explorar e investigar, son ejercicios mentales que no debemos disminuir en ningún momento de la vida. Mayores conocimientos, nos generan mas ideas para manejarnos en la vida.
Un peleador callejero, usa entre dos a tres formas para iniciar un ataque. Un luchador profesional, alguien que conoce artes marciales, maneja unas quince iniciativas de ataques. No importa cuanta experiencia se crea tener en la calle, una educación formal brinda un mayor abanico de posibilidades.
Al estudiar historia del arte, terminé saliendo con una poetiza y al explorar la pinturas clásicas, terminé disfrutando la música clásica, que finalmente me llevó a cumplir una de las rutinas que mas he disfrutado en Lima. Todos los domingos, en el Museo de la Nación, disfrutaba los conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional, que en ese momento dirigía el carismático Jose Carlos Santos.
Entender la cultura en ciertos países es tarea difícil, ver sus ventajas son menos evidentes. Tratar de disfrutarla, un desafío. Los conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional reunía a mucha y diferente gente. Como aprendiz trataba de seleccionar mi asiento, tratando de identificar estar cerca de gente informada, en mi experiencia de no perderme ningún concierto, sabia que dependiendo de con quien uno esta sentado, en los intermedios uno puede aprender. Así, alguna dama elegante me advertía que en la tercera ejecución los oboe desafinaron, aunque ni yo, y de seguro la mayoría no se percataba.
En el otro extremo, estaban aquellos que llevaban patatas fritas y popcorn para comer. Sin entender que el ruido debe estar ausente en este tipo de ejecuciones de arte. A los peruanos, si es que no a la mayoría de latinoamericanos hay que explicarles las cosas mas elementales.
El ser bombero fue la elección de una de las pasiones que han dominado mi vida, pero no la única. Inmediatamente termine la educación secundaria estudie fotografía y ello parecía decepcionar a todos, incluyendo a mis maestros, quienes me pedían continuamente que me suscribiera a un partido político existente, cualquiera fuera de mi agrado y empezara hacer carrera dentro.
Cuando decía que deseaba ser fotógrafo, sentía cierta condescendencia hacia mi, y me temo que la mayoría pensaba que mi objetivo era terminar en un parque haciendo fotos por 5 soles. Cuando explicaba que quería hacer fotografía de desnudo, entonces la condescendencia se volvía en miradas condenatorias de quien se dirige a un pervertido. Nuevamente, el desnudo puro, que se ha practicado desde las esculturas y pintura clásica, no deben despertar ningún deseo sexual. Pero, explicar toda la historia del arte del desnudo, suele ser excesivo e inútil en ciertas personas.
Cuando explicaba que deseaba hacer fotografía artística, a las miradas de condescendencia y condenación, se me sumaba la de resignación. Debía, según los consejeros gratuitos que surgían sin petición de mi parte de su consejo, de que debía viajar al destierro, directo a Francia, único lugar donde ello podía ser respetable.
Al principio la fotografía fue una aventura adolescente para estar rodeado de mujeres bellas y con poca o ninguna ropa. Pero poco a poco, la fotografía se convirtió en un oficio serio y ético. Así, un fotógrafo que se considere serio o que desea hacerse de una adecuada reputación, no flirtea con modelos, no sale con modelos. No las toca y debe consultar cada ángulo que se fotografiará si lo considera oportuno. Lo mas curioso, no debe ver a la modelo desnuda si no es a través del lente.
Para cuando empecé a estudiar fotografía, solo había dos modelos en Lima que posaban desnudas. Una sociedad hipócrita, cerrada, de condena fácil, hacia el mercado estrecho. ¿Qué tanto se puede fotografiar a las mismas modelos sin ser redundante?
Creo que todo ser humano tiene derecho a la belleza, que hay una necesidad de alimentarse de belleza, quien no lo hace va muriendo poco a poco.
Aunque a la larga debí dejar de lado mi carrera de fotógrafo, nunca renuncie a la misma, solo la postergue y la he agregado a una larga lista de pasiones que disfruto en las artes visuales.
Como bombero vi cosas horribles, muertes y las peores, la de infantes. Para mi la fotografía significó junto con la poesía en un ejercicio mental para mantener la cordura, en especial durante dos décadas de coches bombas, ajusticiamientos, balaceras y sangrías inútiles. Mientras apagaba incendios como un servicio comunitario, en mi vida personal me hacia de cámaras fotográficas y capturaba la belleza que podía. Un atardecer, un amanecer, la luz rebotando en una colorida fachada, una mujer hermosa, lo que fuera, era una urgente necesidad de mantener un equilibrio entre el Tanatos y el Eros. Si veía horror, debía ingerir belleza con urgencia.
Viviendo en la ciudad de los rascacielos, la fotografía ha vuelto a tocar mi puerta. El deseo de publicar mi libro de poesías eróticas ha sido la perfecta excusa. Esta vez, encontrar hermosas modelos no ha sido un problema, esta es una de las mecas y ciudades que debe pisar toda aspirante al modelaje que desee llegar lejos. Después de todo, hace unos días, Playboy llevo adelante en Manhattan su rutinario casting.
Nuevamente, mientras dirijo una publicación que presenta imágenes terribles de desastres alrededor del mundo, intento balancear mi vida con belleza.
Hay un dicho que dice que no hay que poner todos los huevos en una misma canasta. De la misma forma, no creo que una persona que trabaja en los servicios de emergencias deba llenar su vida solo de cursos de emergencias y termine cerrando sus horizontes y experiencias.
Alguna vez propuse a los responsable de servicios de emergencia, que durante los largos tiempos de no emergencia, se incentive la lectura de cualquier tipo, pero no relacionada al tema de emergencias y que se elija un día y una hora para que los miembros de la organización, expongan lo que leyeron, compartan lo que aprendieron y que se abra paso a una etapa de preguntas y respuestas. Porque como el caso del luchador callejero y del luchador profesional, el que tiene mas conocimientos tiene mejores herramientas para entender su entorno, saber interpretarlo y reaccionar mejor.
La vida, después de todo no es una carrera de velocidad sino de resistencia. Y, la fortaleza viene en la diversidad. Dicho esto, un bombero que solo habla de emergencias languidece, requiere urgente ayuda, pues agoniza. El empobrecimiento del alma, de conquistar a todos los miembros de una institución, la termina sumergiendo en la mediocridad.